HISTORIAS,
FÁBULAS Y MORALEJAS
1.
Cuenta la leyenda que un hombre rico
segó los campos y tuvo un montón de trigo. Vino otro pidiendo limosna y el
avaro se la negó. Entonces el pobre dijo: “ojalá que ese montón de trigo se te convierta
en montón de paja”; y así sucedió. La avaricia rompió la ilusión del rico pero
también se rompió a sí misma, porque cuando quiere más de lo que puede,
inevitablemente, la avaricia rompe el saco.
2.
Decía Platón que si nos llenamos la
barriga el cuerpo nos pesará, y con su peso acabará atrapando al espíritu, y el
espíritu, encarcelado dentro del cuerpo, ya no podrá pensar en salir. Que el
mucho comer no va de la mano del mucho pensar. El pensamiento necesita que a
nuestra alma le salgan alas y sólo con un vientre ligero puede el alma pensar
en volar.
3.
Viridiana repartió entre los pobres
lo que tenía. Los pobres, acostumbrados a comer sin arar, destrozaron su
hacienda.
También los campesinos pobres, si
pudieran disponer de las vacas, se las comerían; y no pensarían en el mañana
cuando ya no les quedaran vacas por comer.
4.
La cigarra se pasaba el día
cantando. La hormiga se lo pasaba trabajando. Es de suponer que la cigarra,
para poder comer, trabajaría también un poco; y podemos suponer que la hormiga,
con tanto trabajar, algo comería también; pero el exceso de trabajo le quitaba
tiempo para cantar.
A veces necesitamos ahorrar como las
hormigas, pero no tanto como para que, preocupados por el mañana, nos privemos ahora
de vivir. El canto es una flor que no crece sin savia y la savia es materia y
su espíritu es el canto; el espíritu se divierte cantando pero necesita
trabajar para comer: no para que el trabajo le quite las ganas de cantar.
5.
Vale más ser un hombre insatisfecho
que un cerdo satisfecho: lo dijo Stuart Mill. Los placeres de la carne sólo
valen si no entierran a los del espíritu, o de lo contrario la prosperidad del
cuerpo será la ruina de los placeres del alma; y en el alma tengo la marca más
importante de lo que soy.
6.
Que el placer de comer un plato no
te quite nunca el de disfrutar de un cuadro.
7.
Las macetas son el decorado de las
paredes. La música, las artes plásticas, la danza, el cuento y la poesía son
los decorados de la vida. Si no hay ladrillos no hay paredes y si no hay carne el
espíritu ya no puede crecer.
Pero si las paredes son muy altas las
macetas estarán demasiado lejos y no podríamos verlas; y si el vientre está muy
lleno la cabeza se vaciará demasiado; entonces ya no la podría preñar el
corazón.
8.
Chopin tuvo una casa en la que vivía
con George Sand. En ella compuso cosas hermosas y en ella también se inspiró George
Sand para componer. Muertos de hambre no habrían podido componer, aunque sí con
una vida precaria; con una casa lujosa también; porque el espíritu sólo vuela
con la pasión que tiene dentro y no con la posesión de las riquezas del mundo;
se alimenta, sí, de las cosas del cielo, pero a esas cosas sólo se llega cuando
se impulsa con un trampolín desde la tierra donde está.
9.
También Edward Grieg tenía una casa
hermosa. En ella, confortablemente, compuso al amor del fuego rodeado de
bellísimos paisajes. Pero no componía porque tuviera casa sino porque su casa tenía
vida; y también porque había vida en la casa que tenía en el corazón. Allí se
calentaba el espíritu, allí se acurrucó para soñar.
La pasión se embellece con el calor del
espíritu y el espíritu sólo se enciende donde hay amor de hogar; con los amores
dulces; en el confort de la casa que nos despierta las ganas de pensar.
10.
También sin casas acogedoras se
puede componer, pero sólo si el calor de la inspiración nos arrulla por dentro.
Cervantes, Quevedo, Berlioz, Beethoven, Mozart compusieron bellísimas
creaciones desde la privación y la necesidad, pero no eran plácidas como las
otras sino dolorosas; melancólicas, arrebatadas y tristes, envueltas en
lágrimas o a punto de llorar.
Qué enseñanzas en cada una, me encantó la de la casa de Grieg, tanta verdad sobre el hoy, el ahora y el mañana.☘️🎈
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