sábado, 25 de abril de 2015

Meditaciones Pedagógicas.



MEDITACIONES PEDAGÓGICAS



  1. LA VOLUNTAD.

En mis tiempos jugábamos al futbolín; a la máquina; a veces al billar. Pero ibas a la sala de juegos, llevabas unas pesetas, te las gastabas y luego te ibas de paseo por ahí. Entonces el límite lo ponía el juego. Hoy ya no hay límites. Los chicos se compran unos videojuegos, se ponen con ellos y pueden estarse jugando horas enteras sin acordarse de parar. Con la televisión pasaba lo mismo. En mis tiempos no había programación de mañana ni de noche; antes del parte ponían la carta de ajuste, y a las doce de la noche (a la una como mucho) el himno nacional, la despedida y el cierre. Hoy la programación televisiva ocupa las veinticuatro horas del día. Y un chico puede pasarse horas delante de la pantalla volviéndose tonto. Hoy no hay máquinas que funcionan con dinero, ni carta de ajuste, ni despedida ni cierre. Hoy los límites los pones tú. Para apagar la tele necesitas tu fuerza de voluntad. Para desarrollar la voluntad necesitas un criterio, y ese criterio no lo tienes tú solo; lo tienes que aprender. Ahí está el papel de la escuela: formar la voluntad de los chicos y darles criterios para que sepan cuándo deben enchufar los aparatos y cuándo apagarlos. Sólo de una manera pueden conseguirlo: aprendiendo a pensar.

La voluntad es el corazón templado en la cabeza.



2. EL ALUMNO.

            ¿Qué piensa? ¿Qué siente? ¿Dónde vive? ¿Quiénes son sus padres? Y sus padres ¿qué piensan y sienten? ¿Qué libros leen?  ¿Leen, quizá? ¿En qué mundo se han criado? De su mundo ¿qué herencia le han dado? ¿Le han dado naturaleza? ¿Le han dado cultura? ¿Le han dado sociedad? ¿En qué cosas cree? ¿Cuáles le gustan? ¿Cuáles son sus fobias? ¿Las tiene? ¿Cuáles son sus amigos? ¿Los ha elegido él? ¿Habría elegido otros si viviera en otro sitio? ¿Por qué? ¿Cuál es la fuerza de su carácter? ¿Cuál es el mundo que le atrae? ¿Acaso siente curiosidad? ¿Le parece todo indiferente? ¿Le interesa algo? ¿Sabría esforzarse por ello? ¿Le interesan los demás? ¿Él es él, o es sólo una copia del mundo en el que vive? ¡Es terrible! Yo soy su maestro y no conozco a mi discípulo. No sé enseñarle: tendré que empezar por aprender.

            El alumno es un mundo de niebla en el que queremos penetrar.


2. BUSCANDO EL HILO.

            Su mente es un enigma. Sus pensamientos, sus deseos, sus ilusiones, sus éxitos, sus fracasos, la gente en quien ha confiado, las traiciones, las ayudas, las barreras, los favores, el cúmulo insoslayable de los obstáculos. Todo eso se extiende delante de mí: pero está revuelto; es un caos sin faro para navegar; su mente es para mí una noche tenebrosa, su espíritu es un enigma; sus sensaciones, sus deseos, las hondas vibraciones de su cuerpo, donde se extienden las raíces del alma. ¿Cómo es mi discípulo? ¿Quién es él? Es un campo de arbustos y los espinos están enredados. ¿Por dónde empiezo, por su inteligencia, por lo que le gusta, por lo que sabe? Si le pregunto por sus gustos me dirá: “¿y a ti qué te importa?” Si indago en lo que sabe callará por vergüenza: pues seguro que sabe muchas cosas, pero se tendrá por ignorante. ¿Le haré razonar? A lo mejor se cansa. ¿Le pregunto por sus padres? Lo tomará como una ofensa. ¿Por dónde empiezo, si quiero llegar a él? ¿Cuál es la fibra más sensible de su espíritu? ¿Ésa a la que puedo llegar? El caos de su mente tiene muchos cabos sueltos, pero ¿cuál es el que puedo coger? ¿Cuál de esos hilos es receptivo a mi llamada? ¿De qué hilos puedo tirar? ¿Cuál me conducirá de la madeja al ovillo? ¿Cómo puedo hacer para que sienta que soy su amigo y se abra a mis enseñanzas? Mi misión no es hablar, sino lograr que me escuche. Si mi palabra es la semilla, ¿cómo hacer que caiga en terreno abonado? Lo tengo que abonar yo, pero ¿cómo? ¿Cómo saber dónde está el hilo? ¿A qué parte de su ser debo dirigirme para que escuche? ¿Por dónde empiezo?

            Dentro de cada uno hay un laberinto; y no tenemos un hilo de Ariadna. 

            Teseo tuvo que entrar en el laberinto. Ariadna le dio un hilo que ella desenrollaba a la entrada de la cueva; para salir sólo tenía que pasar por donde estaba el hilo, como Pulgarcito cuando buscaba las migas que iba dejando en el suelo.



4. INAUTENTICIDAD.        

            El discípulo quiere jugar con el móvil. Está con su gente pero habla con otra gente que hay al otro lado del móvil. No come con los suyos porque atiende a los que salen por televisión. Luego, después del postre, se va al ordenador: estar de sobremesa le aburre. Y en clase mira furtivamente para saber a quiénes han emparejado para la champions. El profesor explica filosofía. ¿Es el profesor, que no pone interés en lo que dice, o es el discípulo que no quiere ponerlo en lo que escucha? En clase de filosofía hace las tareas de inglés; en clase de inglés hace las de biología; en biología estudia matemáticas; y en matemáticas estudia filosofía, que le parece difícil; sobre todo porque cuando tocaba no escuchó.
Luego lo suspende todo. El sábado sale para ir de botellón a emborracharse. El vino ya no es una ayuda para divertirse, la diversión es el alcohol; antes bebías para entonarte y, accidentalmente, te emborrachabas; hoy bebes para emborracharte y, accidentalmente, te diviertes. Antes la sexualidad servía para el placer; hoy presumes de ella aunque no disfrutes. Presumes de mayor cuando cumples dieciocho años y eres un crío al que crecen años donde le falta cabeza. En suma, que el tiempo no es, para ti, la sustancia de la vida, sino un trámite muy aburrido por el que tienes que pasar; tú no vives llenándolo de contenido, sino que lo dejas pasar porque no sabes con qué llenarlo; y así, tus diversiones se llaman pasatiempos, entretenimientos, matarratos, cosas entre las que estás mientras miras para otro lado.
El mundo se te hace más aburrido. Lo sientes todo vacío, no crees en nada, te ahoga la angustia, te puede la borrachera del alma, el vino de la nada, el nihilismo te ahoga. Ya no sabes ni lo que eres ni lo que quieres ser: estás, simplemente; pero no sabes dónde ni cómo ni por qué. Estás. Estás ahí, en un mundo ajeno, te lo han regalado pero no sabes qué hacer con él, ni sabes cómo hacerlo tuyo y estás, porque lo tuyo es pasar. Por eso pasas cuando estás más vacío.
Y esas ganas de existir te pesan porque no sabes qué hacer con tu existencia. Llevas una existencia falsa y no sabes si un día habrá alegría en tu aburrido corazón. Aburrirse viene de burro; y tú, como un burro, eres un gruyère lleno de agujeros; el agujero es la pereza y no sabes si en ti hay más de ti o hay más de agujero. Porque, tú lo sabes bien: el gruyère está hueco y con más agujeros hace más queso; pero cuanto más queso, menos queso, cuanto más has querido menos has sido y ahora no eres nada por ser un vago. Te ha faltado sustancia. Te ha faltado energía. Te has llenado de agujeros y en esos huecos llenos de nada has cifrado todo el contenido de tu ser.

            Bríos de ser, y de estar vivo; pero no de vivir en contra de los bríos de tu esencia.
            Bríos por existir, pero no en contra de tu ser.
            Bríos para dejar de ser lo que eres en una existencia no esencial, para llegar a ser en tu existencia verdadera.


5. ESTRATAGEMA.

            El alumno no quiere estudiar. El profesor le pregunta todos los días. Para obligarle, va a hacer nota media con el examen. Pero pasa el tiempo y el estudiante no estudia; el profesor se ve obligado a suspender a todo el mundo. Eso no puede ser. Entonces cambia de estrategia.
            El alumno se sabe los conceptos pero no aprende las palabras. Para obligarle, el profesor valora lo mismo la comprensión que el vocabulario. Pero el alumno sigue sin aprenderse la terminología. El profesor tiene que suspender a todo el mundo: entonces, para no hacerlo, cambia de estrategia.
            El alumno aprende las cosas de memoria. El profesor, para obligarle a pensar, cambia las frases del libro. Pero el alumno cae invariablemente en todas las trampas; entonces el profesor, para evitar una escabechina, cambia de estrategia.
            Pero hay maestros que preguntan para suspender, ponen palabras para que no se entiendan y abusan de las trampas para que el alumno caiga. Esos profesores tienen asumido que el alumno es su enemigo: y en vez de poner amor, ponen zancadillas; en vez de estimular con dificultades, ponen dificultades que desaniman.            
           
            Lo llaman estrategia y no pasa de ser estratagema.
 



sábado, 18 de abril de 2015

Poesía







SOBRE MIS VERSOS



           Yo soy el alma cristalina
que quiso tocar las nubes,
soñar la nada, volar al viento,
vivir dormido y soñar despierto.
            Y reto a las estrellas
colgando ancladas en sus brazos 
y al cielo, que andaba entre las nubes,
nublando lunas, soñando encierros.
            Crucé el cielo despeñado
sobre el abismo intenso de las aguas
y el iris, que ardía en sus pupilas,
se hundió en la bruma
en sus olas blancas.
            El cielo me arrojó sus chispas
profundas de tormenta. Mares
de silencio sufrió mi vida.
Y aquí sobre mi mesa, solo,
donde tengo ahora el pensamiento,
agonicé un día de otoño,
la frente muerta, sobre mis versos.




PIENSO

             Oigo. Me encuentro solo.
Quieto, guardo la resaca
de querer pensarlo todo.
No hay nadie. Mi destino
se pierde en la existencia
difusa de los destinos.
Y leo y pienso, y quiero
una respuesta a la duda:
pero nunca la consigo.
Entre las letras del libro
pierdo esencias que no encuentro,
y se esfuma y lo diviso.
Pienso. Pero oculto el lobo
de la psiquis que me come,
quedo sin él. Pienso sólo.




AUSENCIA


             Tierras milenarias...
Trabajo triste y cansado.
Cuando en la ventana
se filtran los pobres rayos,
un hálito indescriptible
debía herirme en lo hondo.
Pero no me hiere. Firme
se filtra en mis venas tan sólo
el vago cansancio.
Cuando pienso en las murallas
de la tierra lacia
y pelada de las almas castellanas,
nada pienso y nada miro.
Nada recuerdo ni añoro.
Ni siento a veces la ausencia
de los pobres cerros rotos. 



ETERNIDAD

 
Yo quiero azotes de fríos y tempestades,
ventiscas eternas. Aludes condenados
a los fríos de la muerte. La furia del viento.
Vientos huracanados
que parten en mil pedazos el firmamento.
Fragor de luchas y batallas. Los nevados
montes herir sus rocas, inmensas soledades,
sobre los condenados.
Un clamor de muerte que inunda el cielo. Males
sin fin, sin muerte. Mil gemidos incrustados
en el sudor terrorífico del tormento
inacabable. ¡Huid!
Clamor herido al viento, sudor fró que eterno
vaga de frente en frente. Mitos condenados
al terrible vagar del eterno retorno.
¡Oh destinos malditos!
Ventisca universal del hielos cortantes,
hervidero sublime de maldades, hado
de la esencia. ¡Apiádate del sino cruento
de este eterno caminante!