viernes, 17 de junio de 2022

DESPEDIDA

 

 

DESPEDIDA

 


            Han sido ocho años intensos, llenos de satisfacción y sentimiento. He sentido cercanía en la gente que se asomaba a estas páginas. Ocho años de escribir obligando a afilar conceptos, a mirar las cosas desde dentro, a buscar en lo que está lejos, a levantar la mirada. Ocho años de poderosa atención, años de magia. A lo largo de ellos han surgido cosas que bien vale la pena contar; porque son como una aventura, la aventura de esta empresa en la que nunca he cedido a la facilidad y siempre he escrito con el mismo interés por la gente culta que por la gente de la calle.

 

He tenido lectores en España, Estados Unidos, Canadá, Perú, Argentina, Portugal, Irlanda, Dubai, Rusia, Francia, Alemania, Nueva Zelanda… No, no es que mi blog haya tenido proyección internacional, ni mucho menos; lo que pasa es que los amigos de los amigos están desparramados por el mundo y hoy cualquiera que esté conectado a la red se está comunicando, y seguramente no tiene conciencia de ello, con la vasta geografía que hay fuera de nuestra casa.

 

He escrito para filósofos y profanos, para los artistas y su público, los escritores y los lectores. Para unos siempre he tenido en la mente lo que hacía William James hace siglo y medio: dar conferencias a los obreros, que no por ser obreros tenían que ser ajenos a la cultura. Para otros he escrito textos, difíciles a veces, en los que daba a conocer mis puntos de vista (filosóficos, literarios, estéticos), y mi propia manera de enfocar la realidad: siempre poniendo distancia en ella, con objetividad siempre, sí, pero siempre apasionada; sin preocuparme nunca por las presiones del momento. Por eso había textos accesibles y otros eran francamente complicados: y es que no estaban escritos siempre para los mismos destinatarios.

 

Esos destinatarios han sido variados. Primero fueron familiares y amigos; después tuvieron su propia dinámica, su propio ritmo, su propia autonomía. También he estado al habla con algunas instituciones, no muchas, es verdad. Alguna universidad ha utilizado textos míos como bibliografía de trabajo (por ejemplo, a propósito de Platón o Miró Quesada); incluso he mantenido conversaciones, epistolares y telefónicas, con algunos profesores; hay quien se ha puesto en contacto conmigo para mencionarme en algún artículo académico. Varios colegios han participado con la lechuza literaria incorporando largos diálogos de WhatsApp como prácticas de clase; diálogos que, lógicamente, no han aparecido en el blog puesto que tomaban otros canales para materializarse. También han escrito centros de formación para personas adultas. Y gente vinculada al teatro, algún filósofo de otros lugares, algún escritor… en fin: por poco que sea, esa interacción me ha dado hondas satisfacciones.  




Soy filósofo y escritor. Muy tímido, por cierto, en ambos casos. Cogí confianza en mí mismo asistiendo durante diez años a congresos de filosofía en los que no dejé de presentar nunca mis ideas, aunque se apartaran de lo trillado; tengo la satisfacción de haber compartido mesa con reconocidos filósofos del ámbito nacional e iberoamericano. La lechuza, por su parte, ha contribuido a que confiara en mí mismo como escritor, sólo por eso ya vale la pena haberla creado. Y por los amigos, conocidos unos, otros anónimos, que no han dejado de compartir conmigo, gente sin rostro o cuyo rostro yo podía adivinar a través de la distancia; y que me mostraba su simpatía dándole un “me gusta” al leerme. Nunca ha habido impertinencias ni insultos ni salidas de tono; la variedad de los iconos de internet permitía mostrar qué artículos habían gustado más y cuáles habían gustado menos, siempre desde el respeto y desde la crítica desenfadada y sana.

 

El símbolo de la filosofía es una lechuza; un pájaro nocturno, porque el filósofo trabaja mientras la gente descansa, la lechuza de Atenea, diosa de la sabiduría, que posa sus ojos sobre la realidad y nos devuelve la esencia de lo que la realidad nos ocultaba. También hay una filosofía lógica, de una lógica descarnadamente matemática, empeñada sólo en buscar el rigor; y una filosofía literaria que se interna en las profundidades aunque no alcance el rigor del  lince, sin dejar de ser seria en el uso de la palabra; no con seriedad exenta de humor sino de quien se ríe de su propia sombra sin sacrificar nunca lo difícil a lo fácil; sin ceder a lo superfluo en lugar de buscar en lo que vale. Tomé de Miró Quesada la idea de que un error en las profundidades vale más que un acierto en la superficie y es lo que me he empeñado de hacer, contra viento y marea; días tras día, hacer filosofía académica pero también filosofía popular, para la gente de la escuela y la gente de la calle; y hacer, al mismo tiempo, literatura, pinceladas sentimentales, relatos cortos, poesía, estampas de un pueblo y visiones de España.

 


Desde hace tiempo escribo cosas de mayor envergadura. Tengo a mis espaldas unas cuantas novelas, visiones impresionistas, algunas obras de teatro, algo de poesía y algunas ideas sobre literatura. Hace casi dos años me jubilé: desde entonces decidí escribir como nunca había podido escribir, liberado ya de obligaciones académicas, de las clases y las guardias, la labor de tutoría, de las juntas y los claustros. Ya no tengo que aguardar los dos meses del verano para acabar la novela que empecé el año anterior. Ahora tengo todo el tiempo en mis manos, y, curiosamente, cuando más tiempo liberado tengo más encerrado estoy en mi conciencia, más investigación me hace falta y más corrijo mis trabajos, más absorto estoy en ese mundo que me absorbe y más me cuesta, para escribir en la lechuza, salir de él. Por ese motivo tengo que abandonar el blog. Hay una novela que me está gritando desde hace cuatro años y no acabo de escribirla: y yo le tengo que dar nacimiento; perdonadme, lectores, si, preocupado por dar cauce a todas las fantasías que se atropellan en mi mente, a todas las ideas que pugnan en mi cerebro, a todas las imágenes que las palabras pueden contener y a todas las palabras que se obstinan en salir, debo olvidarme de esas otras palabras, amables y afectuosas, que me unen a vosotros en este blog filosófico y literario a la vez. Me veo obligado a cerrar esta carpeta.  En ocho años he tenido veintiocho mil visitas, no está mal; podrían haber sido más, pero el material de sus páginas era arduo y exigía concentración y no tengo sino gratitud a mis lectores por haber hecho, semana tras semana, el esfuerzo heroico de escapar a la facilidad en la que nos atrapa el mundo; y con esto no hace falta más.

Hasta siempre. Mantendré abiertas estas páginas para publicar las entregas que faltan de ese “Alma de acero”, esa visión romántica de la reina Juana de Castilla; y de vez en cuando, cuando tenga algo de tiempo, escribiré algunas letras bajo las alas amorosas de la lechuza: pero ya no será todas las semanas; será de vez en cuando, quizá de tarde en tarde, y se gestarán a cambio, bajo el palio nocturno de los ojos de la lechuza, quizá bajo la diáfana luz de la mañana, impresiones y novelas, filosofías y teatro, y quién sabe… si la musa se aviene a concederme su gracia, tal vez también un poco de poesía. Y con esto basta.

 


 

viernes, 10 de junio de 2022

EL ESTUDIANTE CORROMPIDO

 

 

EL ESTUDIANTE CORROMPIDO     

  



            Decía MacIntyre que cuando perseguimos fines distintos de los que tiene nuestra actividad nos corrompemos. El fin de la medicina es curar y justo es que los médicos cobren por su trabajo; pero cuando un médico sólo trabaja para ganar dinero y nada le importa la salud de su paciente, su trabajo es una forma de corrupción. También les ocurre a los maestros que se olvidan de los alumnos cuando enseñan pensando sólo en el sueldo. Y el fabricante que hace coches defectuosos para venderlos mejor, también se está corrompiendo.

            Hay una forma de corrupción que afecta al estudio. Estudiamos para aprender, eso está claro. También solemos estudiar para aprobar, sí, siempre que también estemos aprendiendo. Lo que no se puede admitir es que alguien estudie para aprobar sin importarle para nada si aprende. Supongamos que quiero ser enfermero. Gracias a mis estudios de enfermería puedo aprobar y sacarme el título. Pero si me gradúo de enfermero olvidándome de todo lo que he estudiado, mal podré ejercer mis funciones cuando trabaje en el hospital; si no sé preparar una medicina, si no sé calcular las proporciones que debe tener cada ingrediente, si no sé hacerlo de manera aséptica, fácilmente puedo matar al paciente aunque no quiera. ¿Qué clase de enfermero seré entonces? ¿Tengo derecho a ejercer mi actividad? ¿No estoy faltando a mis obligaciones éticas?

            Al estudiante no le suele preocupar si aprende o no aprende. Lo único que le preocupa es si aprueba o suspende. Cuando abre el libro no se pregunta cómo debe hacer para entenderlo, lo único que le preocupa es si le van a preguntar lo que estudia; y sólo se estudia lo que le preguntan.

            -¿Hay que aprenderse la multiplicación?

            -No, eso no entra.

            -¿Y la suma y la resta?

            -No, sólo la división.

            -Huy, qué bien; entonces hay poco que estudiar.

            Cada tema tiene cinco páginas. Si se lo estudiara todo tendría quince páginas para aprender, pero como no tiene más que un tema sólo se tiene que estudiar cinco.

            Respira. Sonríe. Se tranquiliza. Abre el libro por la página de la división y no entiende nada de nada. Oh, dios mío, ¿cómo voy a hacer? Va a clases particulares y le dice su profesor:

            -¿Sabes sumar?

            -No.

            -¿Y restar, y multiplicar?

            -Tampoco.

            -Pues sin sumar ni restar ni multiplicar no se puede dividir.

            Y tiene que estudiar los tres temas aunque sólo le vayan a preguntar uno. No le van a poner cuentas de sumar, pero tiene que aprenderse la suma. No le van a poner cuentas de multiplicar, pero tiene que aprender la multiplicación. De modo que aunque sólo le pongan cuentas de dividir se va a tener que estudiar todas las páginas. Ante un tema del libro el alumno no se debería preguntar si esto entra sino si me va a servir para aprenderme lo que quieren preguntarme. Yo estaba explicando con entusiasmo el Renacimiento en España. De pronto un alumno levanta la mano. Emocionado por que alguien quiera preguntar algo, le doy la palabra y me dice:

            -¿Esto entra para el examen?

            Se me cayó al suelo todo el entramado de mi alma.

            Los estudiantes protestan porque quieren un mundo mejor. Les repugna la corrupción de los políticos. Dicen que quieren una educación de calidad. Y cuando sólo les preocupa lo que entra en el examen, desentendiéndose lisa y llanamente del placer de aprender, en realidad se están comportando como estudiantes corruptos. Lo mismo que cuando copian haciendo chuletas, y te aseguro que copian como bellacos sin el menor escrúpulo. Luchan contra la corrupción pero no están dispuestos a dejar de ser corruptos. Porque, olvidándose de aprender bien las cosas para trabajar algún día más y mejor, y abandonándose a la pereza de estudiar poco, lo único que les va a preocupar es aprobar el curso; y abrirán la puerta sin saber qué les espera cuando empiezan a buscar por dentro.

 


 

viernes, 3 de junio de 2022

CREAR

 

 

CREAR      

 


            Crear es sacar algo de la nada, forjar cosas que no existen a partir de conocimientos, inconscientes o no, que tenemos, y utilizando los materiales adecuados. Hay varios tipos de creación: el arte, la técnica y la estrategia.

 

            1. El arte. Crear una obra de arte es ver un diseño atractivo con la imaginación. Puede ser una atracción tranquila, o una pasión violenta; y por violenta no entiendo homicida ni suicida, sino vital: pero arrebatada. Imaginar es crear por analogía. Una vez que la intuición creadora la ha traído a nuestra mente, la razón lógica le da forma recortando sus perfiles, definiendo su interior. Es el trabajo del artista.

El motor de la creación es la pasión, y por pasión entiendo la fuerza del corazón atraída por la belleza. Ese impulso abre la puerta de la imaginación, que crea la idea; y ésta, a su vez, empuja las puertas de la lógica, que se abren para que trabajen al unísono la lógica, la analogía y el corazón. Así es como se pinta un cuadro, se esculpe una piedra o se compone una sinfonía; un edificio, una danza, una historia: la cabeza orquestada por el corazón.

 

2. La técnica (como construir un edificio o inventar un aparato). Se trata de crear algo útil. El motor también es la pasión, igual que todo lo que viene después: la intuición creadora y la razón lógica; sólo que aquí el corazón no se mueve atraído por la belleza sino por la utilidad; el arquitecto que, cuando era  artista, diseñaba edificios bellos, ahora diseña edificios funcionales: que salen de su cerebro más que de su corazón. Es el trabajo del ingeniero, que es artesano porque conoce el edificio pero, en vez de dejarse llevar por el impulso o por la teoría, tiene que resolver un problema técnico; y lo hace  aplicando la teoría para satisfacer una necesidad.

 

3. La estrategia (como forjar un imperio). Es a la vez el trabajo de un artista y de un ingeniero pero utilizando, como materia prima, seres humanos: eso es ser estratega. Si la técnica consiste en ordenar objetos con vistas a un fin y el arte es concebir el fin para el que tenemos que ordenar objetos, estrategia es ordenar personas para conseguir el fin que queremos: el cual requiere imaginación, corazón y lógica, sí, pero también anestesia ética, insensibilidad moral. El estratega no tiene escrúpulos en hacer que muera gente para ganar una batalla. En el arte y la técnica los sentimientos éticos están dormidos, en el sentido de que no tienen nada que decir; pero si están amordazados se ponen al servicio de la estrategia, como cuando el arquitecto construye la ciudad de Tirana dándole la forma de un fascio o cuando el científico y el ingeniero construyen una bomba para matar gente. Podríamos distinguir dos formas de utilizar la estrategia:

a) La política. Es cuando la estrategia se subordina a los sentimientos éticos, solidarios del razonamiento moral.

b) La guerra. Es cuando la estrategia se separa de la moral.

 

            Podemos concluir diciendo que se puede crear haciendo ficción, inventando herramientas, esculpiendo tu cuerpo o utilizando a los demás. En el primer caso es arte, sea literatura o bellas artes. En el segundo es técnica. En el tercero moda, dietética y deporte. Y en el cuarto estrategia, ya sea para hacer política o para guerrear.

 


viernes, 27 de mayo de 2022

INTERMEDIO LÍRICO

 

 

 

ALMA DE ACERO (4)

INTERMEDIO LÍRICO

 



LA LOCURA

 

Hay tres tipos de locura.

 

La inspiración poética, 

que se representa el mundo y es al mismo tiempo

presencia misma del sentir.  

Un mundo de imágenes

y padecimientos,

pero ¡cuántos sentimientos

hay en la pasión!

 

La inspiración mística,

que despliega energía en el mundo

            y es nuestro brío,

            nuestra fuerza,

            nuestro vigor:

ora la mar en calma, ora tempestad.

 

La inspiración amorosa,

cuando los corazones se atraen y sienten

que son uno siendo dos.

 

Y no confundamos tampoco

la poesía con la ciencia: 

que la ciencia contempla el mundo

y la poesía se mira a sí misma,

como presencia del sentimiento,

en el mundo que quiere contemplar. 

 


 

I. INSPIRACIÓN POÉTICA 

 

1.

 

Un aliento sopla sobre mí:

yo aspiro su soplo

y aspiro a llenarme del viento,

lo inspiro, me inspira, me ahoga, me llena,  

                                               un aliento que  me llama.

El espíritu que flota sobre el aire

                                               me emborracha.

 

Yo no quiero pensar, no quiero mandar,

abandonarme es salir fuera del tiempo;  

y bañarme en él es un placer tan grande

que por él no más olvido mi existencia.

 

2.

 

                                               Inspiramos aire.

Y es que el cielo es un mar de aire.

 

                                               Inspiramos voces,

alientos, 

y es como si la poesía lo llenara todo,

                                               y las palabras,

                                               y el viento.

 

                                               Inspirar figuras,

colores,

y es como si el cielo estuviera lleno

                                               de pintura.

 

Inspiramos formas

y es como si el cielo nos llenara de cinceles

                                               y esculturas.

 

                                               Respiramos bríos

y es como si el cielo nos llevara fuerzas,

tormentas, vorágines,

como el viento.

 

                                               Respiramos sueños

y es como si el cielo estuviera lleno

                                               de una intimidad embriagadora, 

                                               nostálgica,

                                               melancólica,

                                               contemplativa

y serena.

 

                                               Respiramos amor

y es como si el cielo estuviera lleno

                                               de imanes.

                                               Para que puedan atraerse los corazones,

                                               para que se animen, 

                                               se penetren,

                                               se alimenten al unísono, 

                                               y se contemplen.

 

                                               Respiramos voces

y es como si el cielo estuviera lleno

                                               de sonidos.

                                               Y de música,

 

                                               respiramos gestos: 

y es como si el cielo estuviera lleno

                                               de movimiento,

                                               de ritmo 

                                               y de danza.

 

El cielo fluye

y es un mar de voces, palabras, figuras,

sonidos, sueños, atracciones y bríos,

                                               con la danza,

                                               con la música,

                                               con las olas,

                                               con el viento.

 

3.

 

El cielo es un flujo que a la vez que llena

                                               nos atrapa.

Estamos en su aliento.

                                               No somos cautivos

                                               y nos cautiva.

Nos abandonamos al cielo, nos empapamos

del sublime deleite que nos transforma.

Un tránsito fuera de la conciencia

hacia ninguna parte,

gozar es estar

viajando sin que el barco se mueva,

quedar suspendidos en el tiempo,

                                               dejar que fluya el olvido

                                               de la inteligencia.

Flotamos en espacios de pasiones 

y de flujos que nos llaman y atraviesan;

océanos de voces, mares de gestos,

espacios vacíos de territorios llenos.

 

El mar donde flotamos está lleno

                                               de aire para respirar,

                                               palabras para escribir,

                                               voces para cantar,

                                               gestos para bailar,

                                               colores para pintar,

                                               silencios para soñar.

 

Bogar entre silencio y frenesí,  

nos mueven la pasión y el pensamiento,

y esos mares donde estamos, donde boga

nuestro barco, se nos meten dentro y 

los respiramos; eso es

la locura de perderse, la nostalgia,

el frenesí, la embriaguez, todo eso es

                                               inspiración.

Por eso al pensar en el mundo no vemos

lo que la inteligencia no puede captar, 

que no es nada el capitán que dirige

si no hay marinos que se quieran embarcar.

La mente es un capitán y el corazón,

                                               pasión que vive,

                                               pasivo rostro,

                                               voz que obedece

y manda de verdad, 

el corazón es en el fondo la guía de la razón.

La razón manda en la superficie

(porque nunca manda si no se lo mandan) 

pero el barco no boga

si no hay un faro en alta mar.

Aunque haya inteligencias que lo muevan.

Pero la guía, la única guía verdadera 

                                               es el corazón.

Y el corazón se mueve

no entre las razones de la ciencia,

sino en placeres y dolor. 

 

 



II. INSPIRACIÓN MÍSTICA 

 

1.

 

En la inspiración

el mundo se hace presencia

y se nos representa.

En el vigor

nosotros somos presencia

sin representación.

El vigor es latido, ritmo, fuerza,

Reposo, empuje:  

puede ser delicadeza

o puede ser explosión.

 

Estar inspirado, estar locos, poseídos,

sometidos a una fuerza

que escapa a la voluntad.

Así era, entre los antiguos,

la inspiración poética.

Así también la inspiración mística

                                               es una lógica sin control.

Mística por misteriosa.

Porque nace

en las oscuridades del alma

y allí nos buscan los dioses

para quitarnos la lógica,

para insuflar el aliento,

para llenar el cuerpo de viento,

para que el cuerpo se deje llevar. 

 

Nos llevan los demonios, así dice

del cuerpo arrastrado por la euforia

la gente ignorante.

Pero Platón en cambio dice:

nos llevarán los dioses.

No es la perversión del alma

(posesión diabólica)

lo mismo que el alma liberada

(y es la posesión de dios).

 

Las danzarinas entraban en trance

a fuerza de bailar y bailar,

como el arrebato que la euforia a los derviches

les hace oír, del entusiasmo,

la voz del destino que llamaba,

la voz misteriosa y desbordada,

una voz mística, la voz de dios.

También de los amantes es el trance

cuando, perdida la conciencia,

flotan como posesos,

alejándose del mundo, metidos en sí mismos,

sintiendo, fuera de sí, el arrebato,

los fogonazos del placer.

¡Qué paradoja, estar  fuera de sí

quienes entran en sí mismos para gozar!

El delirio íntimo del cuerpo

que hurga en el fondo del alma

en ella encuentra lo místico,

y lo místico es misterioso: 

brota de nosotros, y echa a volar.

 

2.

 

                                               El poeta inspirado

                                               vierte la voz del alma

en la representación del mundo,

donde el mundo se hace presente

                                               vertiendo sentimientos,

                                               sembrando ardores 

que en nuestro ser se vuelven ansias,

y son emociones intensas

que no se pueden sujetar.

                                               Y gozar

hasta acabar perdiendo la razón.

 

                                               El místico inspirado

                                               siente las voces del alma

y el cuerpo en un arrebato,

como si una fuerza misteriosa

se le metiera dentro y le atara

                                               (nublándole la razón)

los controles mismos de su fuerza y lo encadenara

a una noria donde pierde la conciencia

a fuerza de girar, girar y girar.

 

Furor báquico lo llama Platón:

fuerza de los dioses que viaja,

arrastrada por la euforia en la cabeza,

transportada por el vino al corazón.

 

3.

 

La inspiración.

La inspiración mística es borrachera

cuando el alma se comporta como el vino,

cuando el vino, del estómago al cerebro,

cierra la conciencia y nos abre

las puertas de la razón dormida:

entonces el pensamiento ya no viaja

tirado, como un carro, por los corceles

                                               de la lógica,

sino arrastrado como un saco

                                               (pero un saco muerto)

por los vendavales de la pasión.

 

Respirar es un ritmo de  dos tiempos:

                                               inspirar

(y es la llegada de los dioses)

                                               y espirar

(y es suspiro liberador).

 

Latir también es ritmo de dos:

sístole que absorbe la sangre del cuerpo,

diástole que la reparte en el cuerpo otra vez.

 

Los pulmones respiran.

El corazón palpita.

 

El corazón, que aspira y sopla sangre,

está en un órgano más grande (el torso),

                                               sede de todo movimiento,

y el torso es un remolino y lo aspira

y el vientre sopla y sopla en su expulsión.

 

El corazón es delicado:

las tripas, estallido sin control.

 

En las tripas viaja el furor báquico

                                               pero la melancolía,

                                               el dulce adormecimiento,

                                               los arrebatos íntimos

                                               de las entrañas, ésas,

                                               ésas son cosas del corazón.

 

                                               La melancolía,

lo mismo que sale de las tripas (furia

                                               que labra la desgracia),

también es sentir dulce, entrañable y loco

cuando sale del mayor de los misterios.

 

Entre el corazón y las tripas

            hay una membrana.

 

            El arrebato tranquilo

            sale del corazón,

            silencio contenido,

            visiones que puebla el sueño,

            furia domesticada,

            melancólica pasión.

 

            Y el arrebato explosivo,

            que es un grito de furia,

            fuerza desatada, 

            fuerza sin control, 

desencadenada y sin verbo,

            fiera primitiva,

el gesto, el grito, la patada,

los ingredientes nobles de la vida,

            el hálito en las tripas,

            que sólo se vuelve perverso

si no se abraza al corazón.

El grito de victoria , la fuerza del atleta

            explosiones son de vida;

la violencia en la furia, el ardor guerrero,

            el grito que mata,

            la ceguera dolorosa,

explosiones que no están para vivir:

que no son corazón junto a las tripas,

sino tripas que se alejan del corazón.

 

4.

 

            El furor báquico,

el ánimo puro, embriagado y libre,

            no puede ser  ardor guerrero:

            que el ardor guerrero

sólo es fuerza sin ánimo, violencia retorcida,

borrachera y droga que, a la par que vuela,

            mata;

sirenas que en su canto

llevan pócimas de destrucción:

y no pasiones que, como un acto amoroso,

elevan nuestros ánimos

            hasta hacerlos explotar,

y en esa explosión no destruye,

            sino descansa,

en las dulces sensaciones del cuerpo henchido,

            hasta que otra vez se cargan

para que otra vez vuelvan a explotar.

 

5.

 

Las pasiones oscuras explotan y matan

            Porque están ciegas.

Las pasiones luminosas reviven

aunque tengan los ojos cerrados

a veces para no ver.

 

6.

 

Libertad que rompe las cadenas

´          de la lógica.

Cautividad que rompe las cadenas

del corazón.

 

7.

 

En la inspiración poética

se hace presencia el sentimiento,

se hace presencia el movimiento

(placeres del ensueño,

placeres delicados,

furor báquico que estalla

liberándose en la explosión:

pérdida de la razón en el ensueño

o razón que aturde la fortaleza,

rotunda, entusiasta, primitiva y sana

            de la liberación).

 

Ésa es la presencia poética.

            Contemplar esencias

            y describirlas,

            contemplar historias

            y relatarlas,

            representar el mundo

            y que el mundo sea un decorado

de la mística melancólica, embelesada y triste,

bucólica y alegre,

del corazón;

(o la alegría fuerte, enérgica y honda,  de las tripas,

            que en su furor místico

            también mana del corazón).

 

8.

 

La fuerza bruta nunca será misterio

            ni poesía,

            ni antesala del furor báquico,

sino sólo ardor de Marte; destrucción.

Tampoco será mística la melancolía

            si no viene del alma sana,

y entonces no podrá temblar, no será entrañable,

será visceral:

será, como la barca perdida lejos del puerto,

un  vientre sin aliento, 

músculo sin energía, sin alegría,

un navegar perdido en la zozobra, una desgracia:

lo zarandearán las tempestades

y sólo será un despojo

            en su desolación.

 

 


III. INSPIRACIÓN AMOROSA

 

1.

 

Amar es sentirse atraído por una presencia

(en el arte nos atrae la representación).

Dos corazones, un flujo magnético entre ellos:

el instinto que los une es el flujo de pasión.

 

Es amor, dice Platón, un deseo,

pero un deseo del alma: del cuerpo, no.

El cuerpo busca sensaciones

y las sensaciones

            no obedecen a la razón;

quiere poseer apariencias bellas,

            no cosas bellas

que no son apariencias, no;

su apetito las consume, las destruye,

            igual quela comida

            cuando comemos;

y saciando el apetito

desaparece el deseo

y al tiempo desaparece

lo que se deseó;

o cuando dos cuerpos se unen

hasta que el deseo se borra,

sólo buscamos lo efímero, que no dura,

            y cuando desaparece

el deseo se trueca en ira y la ira

nos lleva al dolor.

 

2.

 

El cuerpo que mira, oye, gusta, toca y huele

            hace que el alma se pierda

            como si estuviese ebria

            y, lejos de encontrar el goce,

            nos lleva a la perdición.

 

El alma desea que el amor dure  

y no lo consume, lo venera,

amar de verdad es cuidar a quien se ama,

no permitir que muera con el amor.

            Si desea lo placentero

            pero ama lo bello

            y todo lo bello es bueno

y en lo bello se encuentra la verdad,

amar, por eso,  

es deseo del cielo  más que del cuerpo;

pero si amas –pensaba doña Juana-

            no puedes buscar el alma

            olvidándote del cuerpo,

que el alma se pierde en él como si estuviera ebria

            aei gozando de la carne

            no gozáramos del amor.

            Sí: Platón se pierde. 

 

Es imposible que el alma se pierda

            cuando acaricia

(en la caricia el cuerpo es la puerta del alma);

y es ella misma la que, dejando de extraviarse

            lejos de las caricias,

se extravía en realidad cada vez que olvida

            que las cosas de la tierra

            son las cosas del cielo

            y que la llave del alma

            sólo la tiene el cuerpo:

            aunque le pese a Platón.

 

3.

 

            El cuerpo produce placeres

            y el alma, felicidad.

¿No es el placer del alma

felicidad del cuerpo?

¿No es el placer del cuerpo el camino, 

para el alma, de la felicidad?

¿Puede un cuerpo ser feliz si pierde el alma?

¿Puede serlo el alma si al cuerpo olvidó?

 

Quiso doña Juana olvidarse de sí misma,

            quiso volver a Platón.

            El amor, dijo Platón,

            es una especie de deseo,

            no un deseo del cuerpo:

            un deseo celestial.

Extraviarse en el cuerpo es no estar enamorado

            (doña Juana creía que sí)

y el amor extravía el alma y produce

visiones felices, por eso está loco.

            Pero ¿dónde está?

            ¿Dónde se pierde

            el alma cuando ama?

            Se pierde en el otro.

            Se pierde en el ser que ama.

            Y estar en otra persona,

            fuera de sí,

es perderse, y en el mismo sitio en que se pierde,

            encontrarse.

            Estar en otro es estar

            alienado. Loco.

El amor es una de locura,

            dice Platón,

pero no la producen  enfermedades

            (sigue diciendo), 

            enfermedades del cuerpo,

            sino la divinidad.

Estar enamorado es estar loco y estar loco

            es estar inspirado.

            Invadido, dominado,

            poblado por un dios.

            El control de los dioses

no es bueno porque venga de los dioses,

sino que los dioses son dioses porque vienen

            de la bondad.

Hay dioses en el cielo.

            La locura de los dioses

            es un deseo celestial.

 

4.

 

Ser feliz, estar inspirado, poblado

            de dioses, habitado

            por los dioses y sabemos

            que eso y no otra cosa

es la inspiración.

 

La inspiración profética viene de Apolo.

De Dionysos viene la inspiración mística.

La inspiración poética estaba de las musas

y Eros y Afrodita nos inspiran el amor.

            Cuatro formas divinas de locura.

(Las locuras humanas, las del cuerpo,

            Son las que terminan en dolor).

 

Por eso, si desear es ser atraídos por cosas

            que queremos poseer,

y amar ser atraídos por espíritus

            que nos poseen

(siempre que sean buenos, siempre que vengan de dios):

estar poseído por los dioses

es entusiasmo,

estar poseído por los genios

es felicidad.  

Los genios están en el camino

            entre lo divino y lo humano

y transmiten, por eso, cosas divinas

            a quienes no somos dioses,

            y por eso ser sabio

            es ser genial

y no ser razonable, como pensaba Platón. 

            Platón contra Platón,

que antes dijo que el alma

se perdía en el cuerpo

            y el ojo del alma

            es nuestra razón.

Hay muchos genios intermediarios

            entre los dioses y nosotros,

            y uno de ellos es el amor.

 

Los griegos, a los genios, los llamaron demonios,

genios que duermen dentro del alma.

Estamos llenos de buenos demonios y somos

            felices,

            eudemonios:

            felicidad.

También estamos (theos) todos llenos de dioses,

los dioses están en nosotros,

entusiasmo, estamos endiosados, somos alegría,

            alegría que desborda:

felicidad.

 

5.

 

Poseemos los placeres pero la felicidad

nos posee,

y entonces nos estremece si nos atraviesa

el flujo de la pasión.

 

Flujo de pasión.

Corriente irresistible que mana del amor.

            Es un escalofrío,

temblamos, algo tiembla dentro de nosotros.

            Luego acaloramiento:

El alma que se ha enfriado ahora se llena

            de calor.

            Luego viene la corriente,

            el flujo de pasión,

un frío del alma que alegra las penas,

            rapto sublime.

 

El alma raptada ya no puede ver. Es ciega.

El enamorado no puede dar razón.

Razón del estado en que se encuentra.

Sólo sabe que puede ver su corazón

reflejándose en el corazón amado:

            como en un espejo.

 

Y por eso nos enamoramos de quienes son

            como nosotros.

Y descubrimos la naturaleza del otro

            En nuestra propia naturaleza,

            la naturaleza

            de nuestro dios,

¿Eros, Afrodita, las musas, Dionysos, Apolo?

            Así llegamos a estar de acuerdo

            con nuestra manera de ser,

            con nuestro carácter,

            que es el carácter de nuestro dios.

 

6.

 

¡Cuántas historias de amor hubo en la historia,

            cuánto amor!

Helena y Paris se enamoraron y eso

destruyó Troya,

¡cuánto, por amor, sacrificó Helena!

¡A cuántos sacrificó Paris en el fuego,

desgraciada, qué feliz  odisea!

Y Ulises, y el mar, la historia de Eloísa,

admiraba la constancia de Penélope,

el doloroso amor de Jimena,

y el Cid,

en el momento de separarse, vientos

que primero fueron brisa,

huracán luego; los lamentos

de Abelardo hscia Eloísa,

ahora los recordaba, frente al Duero,

y el llanto de Krimilda cuando murió

Sigfrido, y de Cleopatra y Marco Antonio,

¡cuántas lágrimas derramó, cuánta pena!

 

Ése es el amor, ésa es la lucha. Vientos

en el flujo de pasión, la joven Elsa,

prendada de Lohengrin, ausente, lejos

ya del caballero del cisne, sus lágrimas

transparentes elevándose al cielo…

Tristán e Isolda, Ginebra, Lancelot,

y hasta siento que se clava en mi cerebro

la hermosura de Felipe, corazón

disuelto en mi corazón disuelto en celos,

yo, triste Juana, perdida en esta vida,

perdida en este espacio, ausente del tiempo,

la reina de Saba, como Salomón,

extravíos del alma en la locura,

la ceguera del amor y del deseo.

¿Por qué tuve yo que sufrir, desgraciada,

de la falta de amor del hombre a quien quiero?

Que me duele, me duele su ausencia, yo,

que necesito la presencia del fuego

            para sentir cómo me quema

el suave temblor en el amor más tierno.

 

7.

 

Sí: amar es sentir la atracción de las presencias

que se atraen con el flujo de un imán, instinto

poseído, cautivo, ciego y loco,

y arrastra las corrientes del alma con las del cuerpo, 

            sí: y el arte nos atrae

             con la representación.

Oír relatos y no sufrir con ellos,

            disfrutar sufriendo.

 

La guerra de Troya. El viaje de Eneas

en busca de otras tierras, Fernán González, 

las tierras del Cid, hace mucho,

cuando vino la traición a turbar el Duero.

Las aguas del Rhin, entre dragón y gruta,

presagios, traiciones, los heraldos negros;

y el oro maldito de los nibelungos,

el cantar de Roldán (Calomagno, viejo).

La Edda, el libro donde la vieja cuenta

las historias del principio de los tiempos, 

Balder y Freya, Odín, el Ragnarrok,

los dioses infernales, la luz, el fuego,

Heimdall y Hela, el martillo de Thor, 

las tierras de la frontera, Guzmán el Bueno. 

Guillermo Tell y los siete infantes de Lara,

Almería, Toledo y Alfonso décimo

y el diluvio, Ifigenia, Menelao,

dios, y Adán y Eva, Prometeo:

historias que fascinaron

tantas veces nuestro hogar,

historias y cuentos.

 

El mundo no sería nada sin amor,

sin la presencia que enturbia las pasiones, 

sin el álgido crepitar del sentimiento;

mas si no existieran los poetas,

si no hubiera juglares

capaces de poner distancia en las presencias

para volverlas representaciones, si no fuera

porque el arte es capaz de sentir la vida

            en lo que representa,

el viento de la pasión no me agitaría:

y no habría vibraciones en el tiempo.

 

 

LOS TRES CHORROS

 

La vida surge por la tierra

de una fuente con tres chorros:

la fuerza, el arte y el amor,

y el río donde se juntaron todos.