viernes, 3 de septiembre de 2021

EL ESPÍRITU Y LA ESPERANZA

 

 

VARIA (4)

 


1. Espíritu.  

 

            La palabra latina “spiritus” está relacionada con “spirare”, que quiere decir “respirar”. También la palabra “alma” deriva del latín “anima”, que está relacionada con el vocablo griego “anemós” (viento), y significa también “respirar”; lo mismo que “psyché” (de donde viene “psicología”), que quiere decir “soplo”. Tanto “alma” como “espíritu” empezaron significando “respiración” y acabaron significando “vida”, “movimiento”, “ánimo”, “animación”. Tener ánimo es tener carácter, energía, fuerza de voluntad, y frenesí es el movimiento apasionado que procede del soplo vital.

            Mi propuesta es la siguiente: que “alma” signifique capacidad de pensar y sentir y “espíritu” signifique pensamientos y sentimientos que se han desarrollado a lo largo de una vida (y no sólo facultad de ser valorada por sus hechos). Si el alma fuera el corazón, el espíritu sería su historia sentimental, pero también su manera de amar; si fuera la inteligencia, su espíritu serían sus pensamientos y su forma de pensar (paralela a su forma de amar); y si el alma fuera el carácter, el espíritu serían las decisiones tomadas y su forma de decidir. Así podemos distinguir entre el alma y el espíritu de una persona, de un pueblo, de una comunidad.

 

2. Esperanza.  

 

            La espera es cuando alguien ha prometido volver. La esperanza es cuando confiamos en el regreso de alguien que no nos ha asegurado que volvería. La espera es cuando prestamos atención a un regreso casi seguro, muchas veces anunciado. Esperanza es prestar atención a una llegada, anunciada o no, que estamos deseando que se produzca pero de la que no estamos seguros. El viajero espera el tren de las doce. El enamorado espera que su amor no lo defraude. El paciente espera en la consulta del médico. De quien se ha prometido se espera que cumpla su promesa. El madrugador espera que la tienda abra a las ocho. Quien ha prestado un dinero espera que se lo devuelven. Quien ha sido citado espera que el reloj corra hasta la hora prevista. Quien ha hecho un buen examen espera que el profesor le ponga una buena nota.

            Uno espera que se cumpla aquello en que confía. Confiar es fiarse, fiarse es creer en negativo; creer que no nos van a hacer daño. Confiar es algo más, es creer en positivo; estar seguro de que alguien sólo puede ser bueno con nosotros. La esperanza se cimenta en la fe, y fe es creer en alguien o en algo; no es posible esperar que se produzca aquello en lo que no se cree.

 


 

 

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