jueves, 19 de diciembre de 2019

LAS MURALLAS





LAS MURALLAS    


             Para protegerse de los mongoles los chinos construyeron una gran muralla; sus dimensiones son tales que se puede ver a gran distancia desde el espacio.
            Berlín quedó dividido por un muro que separó a las familias desgarrando el sentimiento de mucha gente; muchos murieron intentando atravesarlo; a diferencia de la muralla china, el muro de Berlín no protegía a nadie de las invasiones.
            Durante la guerra de Cuba España dividió la isla con una barrera infranqueable: la trocha de Júcaro-Morón; pero fue cruzada incontables veces por el general Máximo Gómez teniendo apenas sólo una baja entre sus soldados.
            Melilla tiene una valla que impide el paso de los emigrantes a España. Donald Trump se propone levantar otra que aísle a la gente de Estados Unidos y Méjico. Israel ha construido otro muro que separa a judíos y palestinos. Otras barreras menos materiales separan a la gente, como la segregación en los Estados Unidos en tiempos de Martín Lutero King, la religión en los Balcanes o el apartheid en Sudáfrica.
            Durante mucho tiempo las ciudades, para defenderse de los saqueadores, tuvieron que protegerse levantando murallas: Lugo, Ávila, Segovia, Carcasona… Los castros también las tenían, y los fuertes del salvaje oeste, y las empalizadas de los campamentos romanos. Todas las fronteras separan a los países como otras tantas murallas.
            Durante los años sesenta se puso de moda el deseo de derribar las murallas. Lo hizo John Lennon con la canción Imagine, otra canción titulada San Francisco hablaba de casas cuyos habitantes habían tirado las llaves y la construcción de Europa se hizo borrando fronteras; podríamos encontrar ejemplos de países que se empeñaron en tirar todos los telones de acero.
            Los muros, en sí mismos, no son ni malos ni buenos. Cuando se construyen para evitar ataques tienen, cómo no, su razón de ser; pero si se levantan para no dejar pasar a la gente perseguida, pobre y desnutrida, ya es otra cosa; no es lo mismo poner la otra mejilla que dar de comer al hambriento; también es verdad que si damos cobijo a todo el mundo correremos el riesgo de quedarnos sin casa; la solidaridad con los de fuera no debería ser incompatible con el amor que les reservamos a los de dentro.


            Los muros protectores son bienvenidos; los insolidarios, aborrecibles; resolver los problemas de casa no es cerrar los ojos a nuestra realidad circundante, sino abrirlos para protegernos dentro sin menospreciar a los de fuera. ¿Y eso cómo se hace? Sólo sé que las columnas de niños hambrientos, madres desnutridas, jóvenes sin futuro y padres sin presente nada tienen que ver con las columnas de guerreros; las murallas de las ciudades amenazadas no tienen nada que ver con los muros que levantan, para que no pasen los hambrientos, los habitantes de las ciudades prósperas; querer confundirlas es poner una piedra donde tenemos el corazón, tratar como escoria a personas cuyo único pecado es pasar hambre y no tener un techo donde dormir: sobre todo en las noches de invierno.
            Cerremos las puertas quienes vienen con la espada en la mano; pero abrámoslas a quienes llegan con las manos abiertas; el problema es que la espada gusta de esconderse entre las manos desnudas, los guerreros sanguinarios se camuflan cobardemente entre la gente pacífica: pero son minoría; la gran mayoría es esa multitud de desharrapados que, después de estar padeciendo calamidades, sufren también la calamidad de que otros se disfracen de ellos; que vengan en nombre de dios es ya el colmo de las ironías, el colmo de las pesadillas.
            Los ejércitos, antes de combatir, deberían servir para evitar el combate; y eso se hace desenmascarando a quienes se hacen pasar por gente pacífica contaminando, con su presencia, a quienes son pacíficos de verdad: para eso sirve la inteligencia; no la fuerza bruta. No es de brutos darse cuenta de que si Londres se sale de una Europa que no la ha atacado es porque prefiere ver como enemigos a los amigos; sentirse superior a los iguales (que el Bréxit, igual que la independencia de Cataluña, es poner barreras donde no hacen falta y separar a las gentes de paz como si fueran gentes de guerra).
            Paz a los hombres de buena voluntad. (Que no. Que el lenguaje se ha levantado también como una barrera. Que en lugar de unir, separa. Es como si nos olvidáramos de las mujeres de buena voluntad, que están en la palabra de los hombres pero son invisibles, porque no se sienten amparadas en ella). Es tiempo de navidad, tiempo de paz, tiempo de luz. Que caigan los muros absurdos y sólo permanezcan los que de verdad son necesarios sobre la tierra.
  


  
ROMANCE NAVIDEÑO


   En Belén nació Jesús
desterrado entre los suyos
perseguido por Herodes,
enemigo de los niños;
y se tuvo que marchar
por desiertos y caminos
con María y con José,
extranjeros en Egipto.

   Encontraron un portal
y un pesebre allí, escondido,
y entre pajas fue a nacer
bajo un cielo gris oscuro;
lo alumbró una vieja estrella
que también buscó refugio,
astro errante sobre el cielo
con su cola y con su brillo.

   Lo arrullaron los pastores
y animales, que los hubo,
como el burro y como el buey
sobre un suelo viejo y duro.

   Desde entonces fue Jesús
renacer de un nuevo mundo,
un fulgor en la cultura
y un principio en otro culto
empeñado en enseñar 
a pensar y amar al mundo:
que este mundo es de los sabios,
no es el mundo de los brutos,
y ser sabio es cultivar
la palabra que se dijo
en la calle con la gente
y en las aulas con los libros.

   Quiera dios que en el portal
reine la paz de los libros
y decir “ven, navidad”
sea decir “hola” al mundo
donde vive la palabra
sobre gritos y susurros.

   ¡Feliz navidad! Alcemos
nuestras copas
encontrando el tiempo justo
de beber a la salud
de los buenos y los brutos;
y bebamos, pues hay sed,
sí, bebamos todos juntos
por aquellos extraviados
que aún caminan por el mundo. 



2 comentarios:

  1. Muy bueno. Pero me temo que certos elementos "muy religiosos" lo puedan tomar como blasfemia en lugar de tomarlo como algo constructivo.

    ¡Feliz Navidad Marianuco y familia!

    ResponderEliminar
  2. "por aquellos extraviados
    que aún caminan por el mundo." , brindo hoy y siempre mi querida Lechuza, bella Navidad.

    ResponderEliminar