PERSEVERANCIA
Ser constante es seguir esforzándose
sin desfallecer. Hay quien, de manera decidida, emprende una tarea y al poco
tiempo se ha cansado. Uno puede ser decidido sin perseverar, y hay quien no se
decide y es flojo; pero el más flojo de todos es quien no termina las cosas que
empieza.
Ser capaz de hacer las cosas hasta
el final es tener tesón, pues el mero hecho de perseverar requiere una fuerza
que muchas veces no tenemos; pero quien, terminando todo lo que empieza, lo
hace sin ganas, no lo tiene. Hay dos formas de tener tesón: una consiste en no
abandonar la tarea, la segunda en hacerla con empeño. Se puede empeñar uno en
hacer las cosas porque se siente ilusionado, pero también por disciplina: surge
la disciplina cuando uno siente la obligación de trabajar y es capaz de cumplir
aunque no le ilusione.
Procedamos,
según esto, a precisar nuestras definiciones:
Constancia es
mantener el esfuerzo.
Perseverancia es
mantenerlo cuando nos tenemos que esforzar más.
Tesón es persistir en
el empeño con una fuerza mucho mayor; entre la constancia, la perseverancia y
el tesón habría una diferencia de grado, de menor a mayor.
El empeño son las ganas
que tenemos de terminar una tarea, aunque no nos guste; el empeño puede ser
constante, perseverante o hacerse con tesón, y puede estar motivado por la
ilusión o por la disciplina.
Ilusión es la energía
que evita que el esfuerzo se haga pesado; por el contrario, lo vuelve alegre,
agradable y ligero.
Disciplina es
la energía que nos mueve a terminar las cosas aunque no disfrutemos con ellas;
la disciplina es una forma de sacrificio.
Sacrificio es
renunciar a una cosa que nos gusta por otra que nos conviene, o que vale más,
aunque no nos guste o nos guste menos.
Ejemplo 1. La inactividad. La abulia. El nihilismo.
Hay quien empieza a leer una novela
y, como no se siente enganchado por ella, la abandona: ha tomado la decisión de
leerla, con lo que estaba decidido; pero no ha sido constante porque no ha
podido seguir leyendo si la novela no lo cautivaba, si no lo atrapaba en sus
redes como atrapan las arañas a la mosca; esa persona no puede hacer las cosas
que no le ilusionan, incapaz de obligarse si no siente placer, y no puede
someterse a disciplina. Algunos psicólogos dirán que es una persona inactiva;
las personas no activas no paran cuando hacen cosas que las apasionan, pero
demoran siempre la tarea si tienen que hacer algo que no les gusta; un alumno
apasionado por la biología puede sacar sobresaliente en biología y suspender en
todo lo demás.
Ejemplo 2. El tedio, el hastío. El spleen.
Después de una arenga puede uno
sentirse arrastrado a trabajar, pero en menos de un día pierde la energía
acumulada y se esfuman las ganas; y lo que tan apasionadamente ha empezado cae
en la inactividad y degenera en abulia; y en aburrimiento, que es el tono
anímico que tenemos cuando no queremos hacer nada.
Ejemplo 3. Dueños de nuestro destino.
Final de la champions. El Real
Madrid perdía por uno a cero: faltaban tres minutos para terminar. Si hubieran
dado el partido por perdido lo habrían perdido. Pero no se rindieron: y
empataron en el tiempo de descuento. Forzaron la prórroga y se hundió el
Atlético de Madrid y el Real Madrid se alzó con el triunfo.
“Hasta el rabo todo es toro”, dice
el refrán popular. Si nos rendimos antes de que acabe la batalla renunciamos a
vencer. Si abandonamos, podremos achacar la derrota a nuestra mala suerte, pero
perderemos, en realidad, porque no hemos querido seguir luchando; en el último
minuto podemos cambiarlo todo aunque todo parezca perdido, sólo hay que
persistir en el empeño: sólo tenemos que perseverar.
Ejemplo 4. El abandono.
Hay alumnos que estudian y suspenden
y eso sucede montones de veces. Y algunos que piensan que si, después de
estudiar, han suspendido, entonces ¿para qué estudiar? Sucede sin embargo que
el estudio no te garantiza el aprobado, pero la falta de estudio sí te asegura
el suspenso: con total seguridad.
Si el estudio no te garantiza el
éxito al menos te lo hace más probable; y si persistes es más probable todavía
que acabes aprobando, sólo tienes que ser constante; si de tanto ir el cántaro
a la fuente se acaba rompiendo, también es cierto que de tanto esperar en la
cola tiene que llegar el momento en que te toque. Es, simplemente, una cuestión
de paciencia: de no abandonar nunca por mucho que tarde en llegar el éxito;
mantenerse en la lucha es el único secreto, a veces la lucha ha de ser
paciente: y perseverar.
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