viernes, 19 de octubre de 2018

PERSEVERANCIA




            PERSEVERANCIA


            Ser constante es seguir esforzándose sin desfallecer. Hay quien, de manera decidida, emprende una tarea y al poco tiempo se ha cansado. Uno puede ser decidido sin perseverar, y hay quien no se decide y es flojo; pero el más flojo de todos es quien no termina las cosas que empieza.
            Ser capaz de hacer las cosas hasta el final es tener tesón, pues el mero hecho de perseverar requiere una fuerza que muchas veces no tenemos; pero quien, terminando todo lo que empieza, lo hace sin ganas, no lo tiene. Hay dos formas de tener tesón: una consiste en no abandonar la tarea, la segunda en hacerla con empeño. Se puede empeñar uno en hacer las cosas porque se siente ilusionado, pero también por disciplina: surge la disciplina cuando uno siente la obligación de trabajar y es capaz de cumplir aunque no le ilusione.
Procedamos, según esto, a precisar nuestras definiciones:
Constancia es mantener el esfuerzo.
Perseverancia es mantenerlo cuando nos tenemos que esforzar más.
Tesón es persistir en el empeño con una fuerza mucho mayor; entre la constancia, la perseverancia y el tesón habría una diferencia de grado, de menor a mayor.
El empeño son las ganas que tenemos de terminar una tarea, aunque no nos guste; el empeño puede ser constante, perseverante o hacerse con tesón, y puede estar motivado por la ilusión o por la disciplina.
Ilusión es la energía que evita que el esfuerzo se haga pesado; por el contrario, lo vuelve alegre, agradable y ligero.
Disciplina es la energía que nos mueve a terminar las cosas aunque no disfrutemos con ellas; la disciplina es una forma de sacrificio.
Sacrificio es renunciar a una cosa que nos gusta por otra que nos conviene, o que vale más, aunque no nos guste o nos guste menos.


Ejemplo 1. La inactividad. La abulia. El nihilismo.

            Hay quien empieza a leer una novela y, como no se siente enganchado por ella, la abandona: ha tomado la decisión de leerla, con lo que estaba decidido; pero no ha sido constante porque no ha podido seguir leyendo si la novela no lo cautivaba, si no lo atrapaba en sus redes como atrapan las arañas a la mosca; esa persona no puede hacer las cosas que no le ilusionan, incapaz de obligarse si no siente placer, y no puede someterse a disciplina. Algunos psicólogos dirán que es una persona inactiva; las personas no activas no paran cuando hacen cosas que las apasionan, pero demoran siempre la tarea si tienen que hacer algo que no les gusta; un alumno apasionado por la biología puede sacar sobresaliente en biología y suspender en todo lo demás.

Ejemplo 2. El tedio, el hastío. El spleen.

            Después de una arenga puede uno sentirse arrastrado a trabajar, pero en menos de un día pierde la energía acumulada y se esfuman las ganas; y lo que tan apasionadamente ha empezado cae en la inactividad y degenera en abulia; y en aburrimiento, que es el tono anímico que tenemos cuando no queremos hacer nada.

Ejemplo 3. Dueños de nuestro destino.

            Final de la champions. El Real Madrid perdía por uno a cero: faltaban tres minutos para terminar. Si hubieran dado el partido por perdido lo habrían perdido. Pero no se rindieron: y empataron en el tiempo de descuento. Forzaron la prórroga y se hundió el Atlético de Madrid y el Real Madrid se alzó con el triunfo.
            “Hasta el rabo todo es toro”, dice el refrán popular. Si nos rendimos antes de que acabe la batalla renunciamos a vencer. Si abandonamos, podremos achacar la derrota a nuestra mala suerte, pero perderemos, en realidad, porque no hemos querido seguir luchando; en el último minuto podemos cambiarlo todo aunque todo parezca perdido, sólo hay que persistir en el empeño: sólo tenemos que perseverar.

Ejemplo 4. El abandono.

            Hay alumnos que estudian y suspenden y eso sucede montones de veces. Y algunos que piensan que si, después de estudiar, han suspendido, entonces ¿para qué estudiar? Sucede sin embargo que el estudio no te garantiza el aprobado, pero la falta de estudio sí te asegura el suspenso: con total seguridad.
            Si el estudio no te garantiza el éxito al menos te lo hace más probable; y si persistes es más probable todavía que acabes aprobando, sólo tienes que ser constante; si de tanto ir el cántaro a la fuente se acaba rompiendo, también es cierto que de tanto esperar en la cola tiene que llegar el momento en que te toque. Es, simplemente, una cuestión de paciencia: de no abandonar nunca por mucho que tarde en llegar el éxito; mantenerse en la lucha es el único secreto, a veces la lucha ha de ser paciente: y perseverar.



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