lunes, 24 de marzo de 2014

Presentación

PRESENTACIÓN

            Ésta es, lector, una página blanca. Con el tiempo se llenará. El tiempo es la sangre que corre por las venas y en mis venas hallarás estos renglones que se piensan; tómalos, lector, con el corazón a ritmo: serán entonces lo mismo que sentir. Ser filósofo es, a veces, como quien quiere ser artista. Como creer en dios también es a veces querer que exista. Hoy te los muestro: en todos ellos estoy yo.  
            Puedes leerlos sin prejuicio, y el prejuicio se disolverá entre nosotros como el azúcar. Un escritor no es nada sin su público: sin ti no soy nada, lector; por eso te abro esta página donde quiero poder sentirme como te sientes tú cuando me lees; y así, siendo tú, ya serás espejo en el que me miro yo.
             Ser es percibir. Y percibir es crear. Interpretar la realidad que se nos muestra, su aparecer. Ser es también ser percibido. Una interpretación de lo que somos, de lo que ves. Estas páginas son una muestra de lo que hago y de lo que soy. De lo que puedo crear captando las apariencias; de lo que ahora soy mientras recibo impulsos. Y, como todos los platos necesitan especias para sazonar el gusto, así también la especia de la escritura es ese toque de narcisismo que le da sabor; el placer y el gusto de mostrarte como eres; de saber que, siendo tú, enfrente me miro yo. Un placer lleno de modestia pero no de la modestia falsa: porque el filósofo y el artista, al mostrarse, quieren seguir siendo perseverantes en el ser.
 
GUÍA DE LECTURA:
            Esta página contiene varias pestañas. Cada una te introducirá en un mundo diferente:
            Filosofía: contiene algunas de mis reflexiones filosóficas.
            Literatura: contiene mis propios textos de creación literaria.
      Educación: contiene reflexiones educativas, muchas veces en forma literaria.
El Mirador: es una ventana abierta sobre el exterior; o un espejo que refleja a quien lo mira.
          
            Ánimo, lector. Empieza tu recorrido y… feliz viaje.  


 Palabras cristalinas. Unas son diáfanas; otras oscuras. Unas transparentes; otras brillantes. Hay ventanas de palabras y espejos de palabras que nos miran. O lo que es lo mismo: hay palabras que reflejan el mundo, como una ventana, y palabras que te reflejan a ti  mismo, como un espejo. Eso es el mirador: un lugar donde la vista se pierde para encontrar noticias; o experiencias; o vivencias; o digresiones; o todas esas cosas a la vez. El mirador es, por eso, un cristal abierto sobre el mundo.