viernes, 13 de mayo de 2022

LA MIRADA RUSA SOBRE OCCIDENTE

 

 

LA MIRADA RUSA SOBRE OCCIDENTE   

 


            En los últimos años del siglo XX todo cambió en la Unión Soviética. El Estado se vino abajo, la economía estaba desabastecida y la población ansiosa de cambios. La gerontocracia ya no pudo aguantar, porque a un viejo le sucedía otro más viejo hasta que ya no quedaron viejos: Breznev, Andropov, Chernenko. Entonces fue cuando el propio partido decidió que había que morir si quería seguir viviendo: y eligió a un joven de ideas jóvenes, abierto al mundo, que quiso hacer lo que el viejo mundo ya no tenía más remedio que dejarle hacer. Perestroika. Cambio. Que se haría desde la transparencia. Glasnost. De repente un pueblo maniatado recobra la voz, se siente libre. Y lo más extraño es que el pueblo había dejado de ser libre en nombre de la libertad, estaba pasando penurias en nombre de la prosperidad (la misma que iba a  traer la emancipación de la clase trabajadora) y había dejado que gobernaran contra el pueblo en nombre del pueblo. Hasta que el mundo en el que estaban atadas las contradicciones se rompió de repente.

            Por Moscú soplaba un aire fresco. Un mosaico de opciones políticas ocupó la escena, partido del campo, partido de las mujeres, partido de no sé qué… La gente se asustaba de Yirinovski: un extremista megalómano que enarbolaba la bandera nazi. Las viejas estructuras de poder se removían, inquietas, las viejas estructuras aferradas a ideales prostituidos amenazaban con arrasarlo todo, y la vida estaba convulsa. La economía estaba hundida. La pobreza se enseñoreó de todo, hasta los profesores de la universidad tenían que tener un huerto si querían comer algo. Hubo un golpe de Estado. Gorbachov fue secuestrado. Los liberales, con Yeltsin a la cabeza, ganaron las elecciones. Los tanques asaltaron el parlamento porque el parlamento quería asaltar el poder. Pero había libertad, ya no se encerraba a los disidentes en los hospitales psiquiátricos; ahora a los que luchaban por la libertad les daban el premio que se llama como el más famoso de los disidentes, Shajarov.

            Pero la libertad no liberó solamente las energías de un pueblo, también liberó su lado oscuro; y fue el terreno donde creció la inseguridad, el desorden, la delincuencia; las mafias rusas se hicieron tan famosas como las italianas; las calles no eran seguras, a muchos no les importaba dejar de ser libres si a cambio les devolvían la seguridad. Hacía falta mano dura para acabar con el caos, la anarquía. Y lo que tenía que ocurrir, ocurrió.

            Yeltsin se corrompió hasta la médula. Es lo que les pasa a aquellos liberales que confunden el ser libres para todo con el serlo para que nadie los controle: y metieron las manos en las arcas del Estado. Yeltsin, además, era alcohólico. Y quería pasar sus últimos años (acaso tuviera cirrosis, pocos le quedaban ya) sin que a nadie le importara: nombró a un sucesor que acapararía el poder a cambio de que no persiguieran a Yeltsin; y Yeltsin murió.

            Para entonces la Unión Soviética se había desmembrado. Se independizaron los países bálticos. Georgia, Bielorrusia, Ucrania, Kazajistán. Hubo que hacer frente a la rebelión chechena: y Putin la aplastó; la aplastó a sangre y fuego. Vladimir Putin, el delfín de Yeltsin; antigua cabeza del KGB. Como espía, Putin conocía todas las armas arteras: y las empleó. 



            Putin puso orden en la casa; aplastando, si hacía falta, los derechos de las personas. Apareció en Rusia una misteriosa agencia experta en el hackeo informático; el Estado ruso siempre negó estar detrás de ello, siempre lo atribuyó a los piratas que escapaban a su control: pero era más que dudoso que la guerra informática no formara parte de la estrategia del Kremlin. Y cuando dentro todo estuvo en orden, el Kremlin empezó a mirar fuera.

            Si miramos un mapa de Europa anterior a la perestroika veremos que toda Europa del Este, hasta Italia, Suiza y la mismísima Alemania, estaba dentro del eje de influencia de Moscú. Si miramos el mapa posterior a la perestroika veremos que todos los antiguos países comunistas forman ya parte del mundo capitalista; hasta Ucrania ha abrazado el alejamiento de la antigua Rusia. Supongamos que la OTAN sea algo así como el ejército del mundo capitalista; si Ucrania pide su ingreso en la OTAN resultará que el ejército enemigo, que pasó de estar lejos a estar a las puertas de Rusia, ahora puede estar dentro de la antigua URSS; y Rusia, claro, se siente amenazada. Por eso amenaza con invadir Ucrania. Para que Ucrania nunca pertenezca a la OTAN.

            Ucrania significa “tierra de frontera”. Como lo era, en España, la Extremadura castellana; la de la Reconquista. Extremadura. Extremos del Duero; tierra fronteriza entre moros y cristianos; tierra de escaramuzas, tierra insegura. Ucrania es ahora la Extremadura de Rusia. ¿Dónde están los moros, dónde los cristianos? Putin ha desplazado a cien mil soldados a la frontera; amenaza con invadir.

            En el año 2014 se anexionó la península de Crimea. La razón esgrimida fue que allí estaban los silos nucleares. Aquel arsenal no podía estar en manos no rusas. Pase. Pero también envió armas ligeras y pesadas para los separatistas del Donbás, al este de Crimea; que no sabían manejar los misiles y le dieron, aparentemente sin querer, a un avión de pasajeros que pasaba por allí. La razón esgrimida fue la protección de la población rusa. Sin embargo, dicen algunos expertos que la mayoría de los rusos de Ucrania convive pacíficamente con la población. Como los cristianos y judíos antes de que viniera a separarlos la reina católica; así estaban las cosas en la ciudad de Segovia.

            Sigamos mirando el mapa. Descubriremos que en el oeste de Moldavia también hay rusos. Si Putin se anima a ocuparlo, entre Moldavia y Crimea está la costa del mar Negro, lo mismo que entre Crimea y el Donbás. Lo que sobrevuela en esta estrategia es posiblemente el control de mar Negro. En la frontera del Este está Kazajistán, gobernada por un régimen despótico; al que Rusia ha ayudado a aplastar la rebelión de una población descontenta.

            Sigamos con el mapa. Más al norte está Bielorrusia, gobernada por el dictador Lukashenko: al que Putin ayuda también contra su propia población. Lo mismo que Kazajistán, Bielorrusia conserva la lealtad hacia un país amigo; de un país que se siente subordinado. Y Bielorrusia es el pase natural hacia las repúblicas bálticas: Letonia, Lituania y Estonia. Con el acceso al mar Báltico y el control del mar Negro, Rusia puede abrir una pinza sobre Europa; Suecia ya ha enviado soldados a la isla de Gotland, un enclave estratégico frente a las repúblicas bálticas. 



            Según se mire, el órdago de Rusia puede interpretarse como defensa frente a la OTAN o como agresión hacia Europa. Y no olvidemos que Serbia, Albania y Montenegro hace años que alojan bandas desestabilizadoras; malhechores y borrachos, elementos violentos, gentes de mal vivir, que intentan socavar lentamente la democracia en esos lugares. Si algunos de esos países balcánicos llega  a desestabilizarse (ya hay una guerra ideológica, de corte nacionalista, que parece virulenta) el entorno de Serbia puede caer otra vez bajo la órbita rusa; y Serbia está muy cerca de Italia. ¿Qué es lo que se cuece en el desafío de Moscú? Posiblemente la reconstrucción de la antigua zona de influencia; la misma que Rusia perdió con la descomposición del bloque soviético. Reforzando sus fronteras con una zona tampón frente a Europa, sometidas las poblaciones díscolas, amarrados los países despóticos como Georgia y Bielorrusia, devotos de Moscú, ya todo estará listo para reconstruir el imperio ruso.

            Putin amenaza con hacer la guerra a la OTAN. Curiosa excusa, que para evitar una guerra haya que desencadenar la guerra: puro farol; Putin  no está loco. Todo forma parte de la partida de cartas que Rusia está jugando con Europa. En esas partidas ya se sabe, uno lanza desafíos para hacer creer al otro que tiene mejores cartas de las que tiene. Lo que sí es cierto es que Rusia no quiere formar parte de la casa común europea. Quiere vivir enfrentada a Europa.

            Pero si se mira bien, lo que realmente asusta a Moscú es otra cosa. Occidente es un mundo imperfecto, pero mucho más atractivo que Rusia. Es más próspero. Goza de una libertad que los rusos no tienen. Viven en una democracia imperfecta, pero no es democracia de apariencias. Su tarjeta de identidad son los derechos humanos que parece que en Rusia importan menos. Si en un día próximo en Ucrania llega a construirse una sociedad así, éste puede ser un espejo donde se miren los rusos y pueden despertarse las ansias de libertad. Esto sí que es peligroso para el Estado. Ni China ni Rusia son atractivas para los ciudadanos. La idea de progreso frente al despotismo asiático: eso es lo que verdaderamente está en juego; una forma de vivir, una forma de relacionarse, una forma de respetarse, la proyección humana de la cultura: tan rica en Rusia como triste, tan rebosante de espiritualidad, el alma rusa: tan sometida como excelsa. Lo que está en juego son dos modelos de civilización.

 


 

 

2 comentarios:

  1. Muy agudo. Análisis de calidad. Me gusta y lo comparto.

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  2. De su o interés global, muy claro este análisis, es la transparencia frente a la opacidad como dice el título.☘️🇵🇪

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