CONTRARIEDAD Y
CONTRADICCIÓN
Contradicción.
Contradecirse
es negar lo que uno dice. Si digo que ayer llovía y acto seguido digo que no
había nubes, me estoy contradiciendo porque no puede llover si no hay nubes; es
como decir explícitamente que no hay nubes y añadir implícitamente que las hay
(puesto que llueve). Sólo los locos enuncian contradicciones explícitas (está y
no está nublado), pero muchos cuerdos se contradicen implícitamente (llueve y
no hay nubes). Contradecir es, pues, afirmar y negar una cosa al mismo tiempo.
Si afirmo que todos los mamíferos son placentarios, con un solo mamífero no
placentario que encuentre (por ejemplo un ornitorrinco) ya entra lo que digo en
contradicción con la realidad.
Para
encontrar dos proposiciones contradictorias basta con poner un “no” delante de
lo que se dice; afirmar que algo no es blanco es contradecir la afirmación de
que algo es blanco: no-blanco contradice a blanco; si un testigo asegura que
aquel coche era blanco y otro insiste en que no lo era, ambos se están
contradiciendo.
Entonces
el mundo se divide en dos mitades: la de las cosas blancas y la de las cosas no
blancas; entre ambas mitades no hay tercera posibilidad, y cualquier color
distinto del blanco será un color no-blanco: es lo que se conoce como principio
de tercio excluso (o tercio excluido); los animales pluricelulares se dividen
en vertebrados e invertebrados, y si un animal no es invertebrado, entonces
necesariamente es vertebrado.
Los contrarios.
Hemos
dicho, pues, que contradecir es afirmar y negar una cosa al mismo tiempo: de
ninguna manera decir lo contrario de lo que se ha dicho. Lo contrario del
blanco es el negro, puesto que el blanco es la suma de todos los colores y el
negro es la ausencia de color. Contrariedad no es lo mismo que contradicción
porque que entre dos contrarios sí hay terceras posibilidades, y hasta cuartas
y quintas y sextas… Entre el blanco y el negro están el rojo, el verde, el
gris… En resumidas cuentas: entre dos contradictorios no cabe la posibilidad del
tercio excluido; si entre dos contradictorios no había tercera posibilidad,
entre dos contrarios hay un sinfín de posibilidades: tantas como matices hay en
el espectro de los colores. El mundo de los contarios no se divide en dos
mitades (como le pasaba al de la contradicción), sino en miles de trozos
diferentes.
El tercio excluso.
El
problema surge cuando estudiamos las realidades dicotómicas, como es el reino
de la verdad. Entre la verdad y la falsedad no hay tercer estado posible (dicen
unos); sí lo hay (dicen otros); unos son defensores de una lógica bivalente;
los otros, de lógicas multivalentes; la primera es una lógica de la
no-contradicción (la no-contradicción suele ser amiga del tercio excluso) y las
otras son lógicas que admiten la contradicción (por lo tanto son lógicas
contradictoriales, que forman parte de las lógicas paraconsistentes); en
Parménides y Aristóteles encontramos una lógica de la no-contradicción; en
Heráclito, y mucho después en Hegel, encontramos el fundamento de las lógicas
contradictoriales.
O
soy joven o soy viejo, dice Aristóteles. Soy viejo y joven, dice Heráclito,
porque la vida es una sustancia que se mueve entre la juventud y la vejez;
antes era más joven y menos viejo, ahora soy más viejo y menos joven, pero siempre
he sido a un tiempo joven y viejo aunque no siempre lo he sido en la misma
proporción. ¿Soy viejo? Sí; soy más viejo que mi hijo. ¿Soy joven? También,
porque soy menor que mi padre. ¿Es tuya esta foto? Sí. Pues no te conozco. Es
que me la hicieron hace treinta años. Pero tú ya no eres éste, ¿verdad? No. ¿Y
sin embargo eres tú? Sí. Por lo tanto tú eres y no eres tú; te contradices. Sí;
es que la vida es contradicción.
La mezcla.
Contradicción.
La pluma de un pájaro es blanca y negra a la vez. Si tiene el mismo número de
barbas blancas que de negras intercaladas alternativamente nos aparecerá como
gris; si tiene más barbas blancas que negras ese gris lo veremos más claro,
hasta que tenga muchísimas barbas blancas y muy pocas negras: entonces parecerá
blanca; pero no es verosímil que ocurra que todas las barbas sean blancas (en
cuyo caso la pluma sería de un blanco puro) y ninguna negra; el blanco puro no
existe. Lo mismo cabe decir de los grises oscuros y del negro absoluto.
Un
agujero negro es una sima de la que no sale ningún color, porque se traga todos
los colores. O lo que es lo mismo: dentro del negro están contenidos todos los
colores (aunque no los vemos).
Un
agujero blanco es una boca de la que salen todos los colores: porque los tiene dentro
y los seguirá teniendo mientras los siga reflejando, sacándolos de sí y
proyectándolos sobre el mundo.
De
modo que el negro y el blanco están hechos de los mismos colores, solo que uno
se los guarda y el otro los comparte. Así se entiende que algunos mitos, como
el de la segunda creación de Huiracocha, afirmen que el sol salió del interior
de la tierra; o lo que es lo mismo, que la luz salió de la oscuridad; para
decirlo con otras palabras: la oscuridad está hecha de luz. Luz encerrada (y la
llamamos oscuridad). Luz liberada (y la llamamos, simplemente, luz). Pero
entonces cabría preguntarse: ¿de qué está hecha la cárcel donde se guarda la
luz? ¿De oscuridad? ¿Y qué es, entonces, la oscuridad?
La vida.
Es
como si todos los colores juntos formaran el blanco. Y todos los colores
juntos, perdiendo brillo y vida, volviéndose más mortecinos, se difuminaran en
la oscuridad. El color negro sería, más que ausencia de color, presencia sin
vida, y por eso sería una luz apagada; sin energía. La luz viva sería semejante
al sol, padre de la fotosíntesis; y la luz mortecina sería vida sin sol, vida
fermentada; tanto la fotosíntesis como la fermentación son creación de energía,
pero con 24 ATP en el primer caso y con 8 en el segundo; la vida de las cuevas
es una vida disminuida, debilitada, fantasmagórica, lenta: vida apagada es lo
que llamamos lentitud.
Pero
también muere la vida por un exceso de luz. La luz quema, consume, disuelve,
deshace las formas, destruye el orden, hace imposible respirar. Ni el fulgor ni
las tinieblas son la vida; la vida no es fuente de luz, sino luz reflejada,
atenuada, sopesada, fuego, sí, pero con medida, como decía Heráclito. El latín
tiene dos palabras para designar estas dos realidades: lux, fuente de luz, que es una luz cegadora, luz que mata luz, que
no podemos mirar; y lumen, que es
luz reflejada, y que configura vidas en sus distintas proporciones. Ni la luz
excesiva es vida, porque disuelve las formas y destruye el orden por
sobreabundancia de energía, ni lo son tampoco las tinieblas, porque se mueren
por falta de fuerzas, de movimiento, de vitalidad; la vida está en medio, y la
energía está más o menos animada dependiendo de que las formas por las que
circula sean más o menos pesadas; un exceso de ligereza (como las bacterias) no
tiene espacio para alojar a la razón, ni tampoco un exceso de peso (como los
dinosaurios gigantescos portadores de cerebros); ha de haber un equilibrio
exquisito entre el peso y la forma para que la luz que la atraviese adquiera la
ligereza de una bacteria: y esa levedad sublime dentro de la materia que pesa
es lo que llamamos el sentimiento; y la razón.
Me ha fascinado leer esto querida Lechuza:" O soy joven o soy viejo, dice Aristóteles. Soy viejo y joven, dice Heráclito, porque la vida es una sustancia que se mueve entre la juventud y la vejez; antes era más joven y menos viejo, ahora soy más viejo y menos joven, pero siempre he sido a un tiempo joven y viejo aunque no siempre lo he sido en la misma proporción. ¿Soy viejo? Sí; soy más viejo que mi hijo. ¿Soy joven? También, porque soy menor que mi padre. ¿Es tuya esta foto? Sí. Pues no te conozco. Es que me la hicieron hace treinta años. Pero tú ya no eres éste, ¿verdad? No. ¿Y sin embargo eres tú? Sí. Por lo tanto tú eres y no eres tú; te contradices. Sí; es que la vida es contradicción."
ResponderEliminarDe mi poeta querido, Mario Benedetti: " Todo lo contrario"
ResponderEliminarColecciono pronósticos
anuncios y matices
y signos
y sospechas
y señales
imagino proyectos de promesas
quisiera no perderme
un solo indicio
ayer
sin ir más lejos
ese ayer que empezó siendo aciago
se convirtió en buen día
a las nueve y catorce
cuando vos
inocente
dijiste así al pasar
que no hallabas factible
la pareja
la pareja de amor
naturalmente
no vacilé un segundo
me aferré a ese dictamen
porque vos y yo somos
la despareja.
Los poetas son esa raza privilegiada que se dan cuenta de que donde no hay co tradicción no hay ni puede haber vida. 'Vivo sin vivir en mí, decía Santa Teresa, para concluir después que "muero porque no muero'.
ResponderEliminarCo traducción =contradicción.
ResponderEliminar