EL ESPACIO SIN FONDO
No hubo anoche eclipse de sol.
El cielo brillaba, las
luciérnagas
flotaban, el espacio
se hundía, las sombras volaban.
Porque no hubo anoche un eclipse
de sol.
Tus ojos
manaban donde se hunde el
espacio:
el espacio
se ahogaba en el fondo de ti.
Helios llevaba su carro en el
cielo.
La luz de su carro (voraz,
cegadora)
clavaba los ojos hasta el mismo
cerebro.
Y allí, en la retina, bastones y
conos,
de luz y colores flotaba una
niebla;
detrás de la niebla el espacio se
hundía,
y roto, en el fondo, allí
derramaba
su luz, que se iba al otro lado
porque no hubo anoche un eclipse
de sol.
Y no lo hubo a este lado,
que en la noche no hay sol;
ni lo hubo en el otro y por eso
la luz
llenando el espacio en el plano
se hundió.
Hundirse en el plano es viajar
a la hondura de atrás.
La noche es una hoja de papel
donde están escritas las
estrellas
–tristes luciérnagas-.
El día es una hoja de papel
donde las borra la luz,
tristes luciérnagas.
No eres la noche, no eres el día,
en ti me hundo
sin dejar de estar en ti,
sin traspasar de un mundo al
otro,
sin pasar al otro lado.
En ti se hunde el espacio.
En ti las luciérnagas, la luz de
las estrellas,
se van al infinito sin salir de
ti.
¡Quién fuera estrella!
Y a nadie le importa
que no fuera noche
el eclipse en los dos.
Inspirador querida Lechuza:"Y a nadie le importa
ResponderEliminarque no fuera noche
el eclipse en los dos".����