viernes, 19 de julio de 2019

VOCABULARIO EMERGENTE: FEMINISMO




VOCABULARIO EMERGENTE


 Feminismo.

La palabra “feminismo”, así, en singular, significa búsqueda de una sociedad donde la mujer tenga los mismos derechos que el hombre; si es así yo, y muchos hombres, no tendríamos ningún problema en llamarnos feministas. El problema es que hay varios feminismos y algunos de ellos no se ajustan a esa definición; llamarse feminista sería entonces correr el riesgo de ser confundido con ellos, y en esa amalgama no saldríamos ganando ni ellas ni nosotros.
También entiendo que el feminismo es el punto de vista de la mujer, con su sensibilidad, su experiencia y su forma de ser y pensar (si es que existe en estos territorios algo que podamos decir que es propio de la mujer). En este segundo sentido ningún hombre podría ser feminista ni aunque se lo propusiera. Vaya un ejemplo como botón de muestra: un hombre en una biblioteca intenta estudiar, pero muy cerca de él hay una mujer demasiado ligera de ropa ofreciendo un cuadro muy provocativo; si el hombre dice que preferiría estar en un entorno relajado, proclive a la concentración donde no hubiera provocaciones eróticas de tipo visual, la mujer le respondería, muy posiblemente, que están atentando contra su libertad y que ella tiene el derecho de vestirse como quiera; evidentemente no se ha puesto en lugar del hombre para intentar comprender lo que le dice, y ha preferido encorsetarse en su perspectiva femenina. Aparte de que podríamos discutir si no hay ahí una extraña falta de empatía, no ya de respeto, esa concepción del feminismo reclama, en la práctica, una perspectiva de mujer que vive el mundo de una manera muy diferente a como la vive el hombre desde su perspectiva propia.
De modo que la palabra “feminismo” puede tomarse por lo menos en dos sentidos: en su sentido universal (igualdad de derechos) puede ser adoptado sin problemas por los dos sexos; y en un sentido vital, como oposición de perspectivas, una masculina y otra femenina, sólo puede ser asumido por las mujeres, por lo menos por algunas de ellas. Así que conviene, para los hombres, evitar esa palabra por los muchos equívocos que suscita, y para evitar conflictos conviene que ningún hombre se diga feminista. Asumirá sin duda el postulado general del feminismo y sólo de manera empática podría intentar mirar el mundo desde la perspectiva de una mujer; pero el que quiera hacerlo no quiere decir evidentemente que lo consiga.
En la lucha por la igualdad de derechos uno podrá llamarse humanista: de ninguna manera feminista. Y no podrá decir nunca que está comprometido con la causa feminista sino, simplemente, con la causa de las mujeres. Es la única forma que se me ocurre de evitar en el futuro conflictos que se pueden producir por una mala interpretación de las palabras: porque las palabras tienen vida propia y algún día, independientemente de nuestra voluntad, acabarán significando cosas que nosotros mismos no sospechábamos cuando empezábamos a someternos a la tiranía de su uso.




1 comentario:

  1. Una manera sabia, clara, de ver al feminismo... palabra tan polémica hoy... así que a sentirla como nuestra Lechuza nos lo sugiere, rescato:
    " En la lucha por la igualdad de derechos uno podrá llamarse humanista: de ninguna manera feminista. Y no podrá decir nunca que está comprometido con la causa feminista sino, simplemente, con la causa de las mujeres. Es la única forma que se me ocurre de evitar en el futuro conflictos que se pueden producir por una mala interpretación de las palabras:"...

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