FENOMENOLOGÍA (3): NOOFANÍA
(LA AVENTURA DEL SABER)
1. Origen de la
humanidad.
La evolución humana es la noosfera;
podríamos muy bien llamarla época faneronoica,
pues en ella se produce, como una nueva gran explosión, la aparición de la autoconciencia. Hasta entonces los seres
vivos habían adquirido grados crecientes de conciencia del mundo; no era seguro
que fueran demasiado conscientes de sí mismos, y ahora sí lo empezarán a ser.
Fue primero la inmanencia, entendida como sensación, primero de cercanía (tacto,
olfato, gusto), luego de lejanía (oído, vista). Fue primero esa forma de
inmanencia caracterizada por la espontaneidad, que es la naturaleza. Después vino la existencia mediada en que consiste la cultura, que nos abre a la trascendencia. ¿Cómo se produjo esta
nueva transición?
La cuestión gira en torno a la
historia del conocimiento: esa noodisea
de la que nos habla Miró Quesada. Los seres más primitivos tienen receptores
nerviosos indiferenciados, esparcidos por todo su cuerpo; luego se formó un hilo
nervioso en primitivos cordados en que poco a poco se fue localizando la
información. El movimiento varió haciéndose cada vez más preciso. Así, las esponjas no se mueven: como el agua las
traspasa de comida, no tienen que ir a buscarla; por eso no tienen boca ni
simetría. Los cnidarios no se limitan
a ser traspasados por el medio, sino que buscan, indagan en él; todavía no
pueden desplazarse, pero son bolsas con tentáculos movidos por una red difusa
de células nerviosas; y como ninguna región del espacio es mejor que otra, ya
que las presas pueden venir de cualquier parte, tienen simetría radial. Los gusanos buscan las presas en lugar de
esperar a que lleguen. Eso requiere simetría bilateral: “ahora no todas las
direcciones del espacio son equivalentes[1]; el eje delante-detrás tiene un
extremo con boca, sentidos y tejido nervioso: es la cabeza. Tales animales, que
en su evolución van conociendo cada vez mejor el mundo en el que están, sin
embargo no se conocen a sí mismos. Pero el chimpancé puede reconocer su imagen
en un espejo. Pasar de la conducta instintiva a la conducta inteligente, del
autómata al animal racional, de la teleonomía a la teleología, requiere lograr
la conquista de la autoconciencia; y del lenguaje.
3.1. Origen del
género humano.
He aquí que aflora la razón,
cubriendo de cultura la naturaleza. Hay, posiblemente, una razón implícita que
mueve las cosas desde dentro; el hecho de que todas las cosas tengan
estructura, u orden interno, apunta claramente hacia ello. Pero llega un
momento en que la razón emerge desde el interior de las cosas y se hace
explícita, encarnándose en aquellos cuerpos que son más aptos para recibirla:
eso ocurre con el ser humano. Todo empezó hace algo más de 6 millones de años.
1º.
El eslabón perdido. En el principio fueron los primates. Y los primates se bifurcaron en tres ramas
distintas, una de las cuales eran los homínidos. El primate bípedo más antiguo
que se conoce es el oreopiteco, que
tenía el pie más sencillo que puede haber: un pie en forma de trípode, como el
del gallo. (El pie humano es más complicado: su forma, más larga que ancha,
está diseñada para la velocidad). El oreopiteco no tenía necesidad de correr
porque en su entorno no había depredadores. Pero hace 6 millones de años se
produce un cambio climático: se deseca el Mediterráneo y se reduce gran parte
de la selva africana; ya no había suficientes árboles para tantos primates. En
los árboles había una competencia enorme, dado que la demanda de vivienda y
alimento aumentó brutalmente. El futuro estaba en el suelo: eso fue lo que
hicieron los homínidos con su pie
excepcional. El homínido más antiguo que se conoce es el ardipithecus ramidus; vivió hace 4 millones y medio de años.
2º. Bipedismo.
Surge con el australopithecus anamensis,
hace 4 millones de años. Como consecuencia de ello queda equilibrada la cabeza
sobre el cuerpo (lo que hará posible el aumento del cerebro); se produce la
liberación de las manos (lo que, con el tiempo, permitirá la fabricación de utensilios);
y se facilita la caza, permitiendo la incorporación de proteínas a su dieta (la
proteína es una materia prima necesaria para el cerebro, y por lo tanto
permitirá un aumento de su tamaño; crecimiento que se retroalimentará con el
progreso en la fabricación de utensilios). Sucesor del australopithecus
anamensis, el australopithecus afarensis
se escindirá en dos ramas hace aproximadamente 3 millones de años: una es el australopithecus robustus (también
llamado parántropo), de dientes
fuertes y potente musculación para comer duras raíces en la sabana, pues era
vegetariano; otra la constituyen los australopitecos
gráciles (Lucy es uno de ellos), que por ser carnívoros fabricarán
herramientas y viven en la sabana.
3º.
Inteligencia y herramientas: aparece el género homo. Hace 2 millones y medio de años se produce en África una
crisis climática; a consecuencia de ella se reduce la selva, lo que provoca la
extinción de los australopitecos robustos. La sabana, en cambio, aumentó. Ahora
bien, entre el momento en que los homínidos se pusieron de pie y el momento en
que desarrollaron una inteligencia más compleja pasaron cerca de dos millones
de años; esto demuestra que la expansión del cerebro no es una consecuencia
directa del bipedismo. Además, la marcha bípeda no apareció para que quedasen
las manos libres para fabricar herramientas, sino para facilitar la recolección
de alimentos. Cuando, miles de generaciones más tarde, una minoría de homínidos
ya tenía un cerebro más grande y complejo, aprovechó esta ventaja para fabricar
también herramientas. El homo habilis
era, además de fabricante de herramientas, la primera especie que existió del
género homo; fue contemporáneo del homo
rudolfensis, que tenía un cráneo de 750 c.c. El interior del cráneo de homo
habilis contiene pequeños relieves y depresiones que se interpretan como un
molde de los que tenía su cerebro; hay una cavidad que corresponde al área de
Broca, lo que indica que ya tenían una forma primitiva de lenguaje oral,
intermedia entre la de los primates (hecha de sonidos) y la nuestra; debía ser
un lenguaje monosilábico, gramaticalmente desestructurado. Esta inteligencia
primitiva permitía al homo habilis utilizar utensilios (una piedra para partir
una nuez, un palo para capturar hormigas). Pero le permitía sobre todo
fabricarlos; imaginarlos, tener el concepto de cuchillo en el cerebro antes de
fabricarlo; hace falta una capacidad de abstracción mucho mayor para construir
una herramienta que para utilizarla.
4º.Socialización. Todos los grupos
tienen una tendencia natural al desorden (entropía). Y cuando se llega a un
número crítico hace falta una estructura organizada para limitar el desorden:
la jerarquía. En la sabana abundaban los depredadores y escaseaban los
escondites: la mortandad debió ser enorme. Para protegerse durante la migración
a la sabana los padres cuidaban mucho de sus crías y aparecieron nuevas
estructuras sociales jerárquicas junto con el afecto.
5º.
La revolución achelense. Fue obra del homo
ergaster (u homo erectus[2]),
descendiente del homo habilis, hace poco menos de dos millones de años. Su
cráneo tenía una capacidad de 850 c.c. El achelense es una tecnología nueva
surgida hace un millón y medio de años. Ya no basta con dar un golpe a una
piedra para obtener un cuchillo: ahora se la trabaja con golpes más precisos
para obtener un cuchillo mejor; esto determinó que hubiera trabajo en cadena;
además, los utensilios se empiezan a intercambiar, y si son muy valiosos se dejan
en herencia. El homo ergaster utiliza palos como armas; construye las primeras cabañas
gracias a esta nueva tecnología; la cual permite que haya mejores alimentos y
eso determina, por consiguiente, un aumento del tamaño del cuerpo. En aquel
tiempo convivían 5 ó 6 especies de homínidos, tanto humanos como australopitecos
gráciles y parántropos. Todos competían por unos mismos recursos, y, cuando una
los empezó a explotar con más eficacia, las demás se extinguieron. Sería uno de
los primeros ejemplos de selección
técnica. Y como el tamaño de los organismos viene determinado por la
cantidad de alimento disponible, los animales son tan grandes como los recursos
lo permiten, porque el tamaño es un seguro de vida contra los depredadores.
6º. Descubrimiento
del fuego. El homo ergaster da lugar al homo erectus (que se extingue) y al homo antecessor; éste emigra a Europa y dará lugar, a su vez, a los
homo sapiens y a los neandertales; los antepasados de estos
últimos (los homo heildelbergensis)
descubrieron el fuego hace 400.000 años: a partir de entonces la vida cambió.
Los neandertales se extinguen hace 35.000 años. Poco después asistiremos a las
primeras manifestaciones artísticas de la humanidad.
3.2. Origen de
la trascendencia.
Es el desarrollo de la historia, en cuyo
seno la naturaleza pasa a convertirse en cultura. Las necesidades inmediatas
transitan por los vehículos del pensamiento; y el pensamiento, antes de ser
libre, estaba al servicio de esas necesidades.
Dawkins ha forjado el concepto de
meme: elemento cultural susceptible de ser imitado; una idea, una consigna, una
moda, una técnica, una canción; los memes se copian como los genes y saltan de
unos cuerpos a otros. Antes de Dawkins, Vázquez Montalbán tuvo la ocurrencia de
pensar las ideologías como virus que se transmiten a través de los siglos; los
virus del liberalismo, del absolutismo o del racismo escriben la historia, pues
aunque permanezcan dormidos se propagan como parásitos. Martínez y Arsuaga los
explican de manera gráfica: “cuando alguien (mediante la conversación o los
media) planta un meme en otro cerebro, literalmente lo infecta, convirtiendo
ese cerebro en un vehículo de propagación del meme”[3].
En términos orteguianos, diríamos que
hay en el cerebro memes-creencia
conviviendo con antimemes-idea. Si
lo propio de un meme es copiarse (repetirse), lo propio de los antimemes será
innovar en libertad. Las creencias (los memes) son pensamientos movidos por las
necesidades perentorias, se mueven a sí mismos; los primeros actúan por su
expresión, los segundos por el concepto que transmiten. Y como también las
ideas acusan diversos grados de creencia, la terminología orteguiana no resulta
muy acertada. Podríamos llamar ideas
cautivas a los memes y, a los antimemes, ideas libres. Suele ocurrir que las ideas cautivas, presas de las
necesidades que las hicieron nacer, tienen una lógica que puede ser aplastante
en su desarrollo, pero su punto de partida o núcleo duro suele ser un sentimiento irracional: en este sentido
podemos hablar de ideología.
Según predomine un tipo u otro de
pensamiento, la razón puede estar libre o vivir en cautividad. En su búsqueda
de felicidad el ser humano puede verterse en su interior (totalidad) o hacia el exterior (pluralidad); la pluralidad se escinde en ciencia y política.
Definiremos primero nuestros conceptos. Existen,
como sabemos ya, dos formas de sentir: un
sentir sensorial, que se alimenta de imágenes (es una ilusión); y un sentir cordial o sentimental que se alimenta de
presencias (es el corazón). El
corazón vive por contacto, por simpatía, y es la piedad. La piedad es una fuerza con dos vertientes:
a)
Como
misericordia, es un sentir
compartido. Es sentir la desgracia ajena, sentir con los demás: conmoverse.
b)
Como
espíritu o carácter, es fuerza
vital: una fuerza esencial si consideramos sus posibilidades, y una fuerza
existencial si la miramos desde sus acciones.
La misericordia no debe reprimir nunca
las fuerzas contenidas en nuestro espíritu. El sentimiento no tiene que ser un
paralizante de la acción, sino un potenciador que guía la acción por
dimensiones humanas. No olvidemos que la vida es búsqueda de felicidad, y toda
búsqueda es lucha: resistencia frente a los obstáculos. Como búsqueda también,
y búsqueda de felicidad, la vida es erotismo. Toda filosofía de la vida es a la
vez una erótica y una agonística.
Tras el origen de la materia, de los
elementos, de la vida y de la inteligencia, el mundo se desliza hacia el origen
de la historia. Veamos brevemente algunas de sus características.
1º.
La razón cautiva. Es una forma de pensar ligada a prohibiciones que emanan
de la sociedad: esclava, por así decirlo, de la religión y de la política.
Puede pensarse todo lo que no sea contrario al poder establecido: el poder es
el límite del saber. Cabe distinguir dos fases en el desarrollo del pensamiento
cautivo:
a)
El pensamiento sintiente (egocentrismo). Las ideas están cargadas de
alegrías, esperanzas y temores. El sujeto que piensa es incapaz de objetividad.
Es el tiempo de la magia, el tiempo del brujo.
b)
El pensamiento extensional imaginativo. Estudia extensiones y se vuelve
matemático, a través de una ciencia: la astronomía; y de una técnica:
fundamentalmente la hidráulica. Es un pensamiento capaz de identificar
extensiones, pero totalmente indefenso a la hora de darles sentido; por eso la
abstracción matemática se completa con la imaginación empírica a la hora de
interpretar la experiencia. Es tiempo de ciencias formales más que empíricas;
pero ciencias aún en formación, aún en fase descriptiva. La experiencia
sencilla como saber observacional, que caracterizaba al pensamiento sintiente,
se enriquece ahora con la matemática y con la rica floración de las técnicas de
subsistencia.
2º.
La razón naciente. Es
pensamiento suelto porque empieza a liberarse de sus ataduras, sin conseguirlo
todavía plenamente. Por eso la libertad aún no ha nacido: está naciendo. En
medio de la opresión la razón va consiguiendo zonas de libertad, espacios de
expresión.
La técnica afianza su solidez, se vuelve
metódica, matemática, y refuerza su eficacia. La cosmovisión es aún amalgama de
mitología y cosmología popular, pero entre las clases altas surgen
abstracciones de índole filosófica junto con la más filosófica de las
actitudes: la duda; de ahí a decir que se había desarrollado una filosofía
media un abismo, pero la abstracción destilada por los mitos estaba casi al
alcance de la mano (para quien la quisiera agarrar). En cuanto al humanismo,
surge sólo en algunas reflexiones pioneras; aún domina, por desgracia, el
desprecio a la vida que caracteriza a todos los despotismos.
La razón naciente es ya pensamiento
intensional reflexivo, pero en fase inicial. La experiencia no ha dado lugar al
experimento, pero coquetea con intuiciones experimentales. Y la religión es un
envoltorio que se abre en ocasiones, dejando ver en el inconsciente un
contenido metafísico; diríase que las propias estructuras empiezan a imponerse
a un pensador que aún no ha aprendido a pensarlas.
Quizá ahora sí podamos hablar de arte.
El sentido religioso, comercial o social que ha podido tener el juego artístico
abandona por momentos las servidumbres de la existencia y busca perfecciones en
el mundo de lo esencial. La experiencia religiosa que caracterizó a la razón
cautiva, sobre todo en su primera fase de pensamiento sintiente, es inmanencia
de los peligros y solución que los trasciende. Ahora, sin embargo, se vive lo
religioso desde la trascendencia: desde la búsqueda de un ideal que no aporta
soluciones a problemas inmediatos, pero sí da sentido a la vida. En este
contexto el juego estético está transformándose en arte. El arte es gratuito;
el juego estético todavía es utilitario (como ofrenda a los dioses, como modo
de intercambio y también para disfrutar: por ejemplo bailando y cantando). El
juego estético proporciona evasión.
La evasión todavía no es trascendencia,
pero se sale ya de la inmanencia. La
trascendencia es lucha por existir siendo la evasión renuncia a la lucha en un
vano afán por existir sin ser, pero gozando. El juego estético camina de la
mano del humor, pues la evasión es comedia. Pero también es evasión hacia lo
maravilloso, lo inverosímil, las fantasías, las ensoñaciones; es el sueño de
una vida sin lucha, cuya existencia queda reducida tan sólo a goce: por lo tanto,
una vida irreal. El drama de la existencia es, por el contrario, lo verosímil.
El baile, que aporta sentimientos
sensoriales, se transforma en danza, que produce sentimientos cordiales. Lo
mismo le pasa a la música: pasa a enlazar, como decía Beethoven, los sentidos
con el espíritu. Y el arte es contemplación, trascendencia del goce más allá de
los sentidos. La ética por su parte va multiplicando los sentimientos de
simpatía, aunque la piedad no se haya hecho vigencia todavía.
3º.
La razón nacida. Ni
la razón se ha liberado del todo ni se liberará jamás, porque siempre
encontrará trabas a la hora de percibir, de explicar series infinitas y de
deducir consecuencias inesperadas. Pero se ha liberado del yugo de la política
y de la opresión social, inclusive en su forma religiosa; y se erige en
guardiana de la libertad, en vigilancia permanente contra el retorno de la
tiranía.
El pensamiento libre corresponde a un pensamiento intensional reflexivo.
Intensional, porque el estudio de extensiones ya viene acompañado de
interpretaciones más fiables de los fenómenos aparentes; interpretaciones que
se entregan cada vez menos a la imaginación y más a la reflexión.
Es el tiempo de la filosofía. La ciencia
formal, constituyéndose desde lo más remoto de la historia, deja sitio aquí a
una ciencia empírica que por fin empieza a constituirse: liberándose poco a
poco de las ataduras políticas, y en pugna con los obstáculos epistemológicos
de diversa naturaleza que el progreso va venciendo. La filosofía, teñida en un
principio de arte, fantasía y mito, pasa a ser actividad contemplativa que
admira a la naturaleza cuando la ciencia persigue el ideal de neutralidad. Y la
constitución de la piedad como vigencia de pleno derecho da paso a la
construcción política de los derechos humanos. La pluralidad por fin es captada
por la ciencia. La totalidad también nos abre a una existencia más feliz, desde
la plenitud de nuestras potencias realizándose en el mundo.
Así madura lentamente el pensamiento.
Existe, empero, una cuarta forma de pensar:
4º.
La razón dormida. Cuando
el pensador está sujeto al político la razón está atada. Pero si, además, hay
gérmenes de razón sembrados en el pasado, la razón está dormida; hablamos
entonces de una razón larvada; late, palpita con la plenitud de sus fuerzas,
pero ha entrado en letargia.
Eso es lo que sucedió en la Edad Media,
cuando Europa se sumió en los tiempos oscuros. Las guerras lo habían devastado
todo, se sucedían una tras otra las invasiones, y ya nadie podía pensar sin el
permiso del señor. Pero el germen de la cultura pasada había quedado en las
bibliotecas, en los scriptorium de los monasterios, y si había desaparecido el
pensar no había desaparecido el pensamiento.
Los tiempos homéricos (y, más allá, la
edad oscura de Grecia), son época de pensamiento cautivo. El siglo –VII debió
conocer alguna forma de razón naciente; con Tales de Mileto ya podemos hablar
de los inicios de la razón nacida. La caída del imperio romano supuso la
entrada en latencia de una razón aletargada. Desde entonces no parece que
hayamos salido de la razón nacida, a pesar de la inquisición o del tercer
reich; pues fueron episodios sobre una ola más amplia, contracciones
coyunturales, de ningún modo hecatombes durables: no fueron mutaciones de
estructura.
4. Conclusión.
La noosfera es el mundo del conocimiento.
El conocimiento se aísla del mundo hasta lograr que cada vez sea menos
necesario adaptarse, preocupado por el desarrollo de las propias potencias
antes que por defenderse de las potencias del mundo exterior. Es la televida.
La noosfera completa la existencia con tres dimensiones nuevas: el humor, la
ciencia y la técnica.
Recordemos: la historia es una erótica
de los tiempos; la patética se escinde en tragedia (erótica del anacronismo) y
mística (erótica de la eternidad); la agoniatría se escinde en juego (erótica
de la repetición) y arte (erótica de la permanencia, de la esencia); por
último, la ética es una erótica de la totalidad.
Como mundo de las representaciones, es
también el mundo de la distancia; la vida es orden dentro de unos límites y
desorden fuera de ellos. Frente a la erótica del presente que encontrábamos en
la anataxia, la semiosfera es erótica de la duración. La semiosfera se escinde,
ya lo hemos visto, en biosfera y noosfera.
Los seres darwinianos, skinnerianos y
popperianos son el despliegue de la naturaleza. Pero con los seres lamarckianos
(gregorianos) se despliega la cultura. Y con ellos empieza la trascendencia; es
el eón faneronoico, la lucha por el conocimiento, la aventura del saber:
noodisea. Después de que los heildelbergenses conquistaran el fuego, los
sapiens enfilan la conquista de la trascendencia: que pasa sucesivamente por
tres etapas (razón cautiva, razón naciente y razón nacida); y la última es
salpicada por espasmos de razón dormida que vuelven, inevitablemente, a ser
razón nacida.
También hemos visto que la razón es
dualidad; y que el mundo es la emergencia cronológica de la razón: su despliegue
pasa por formas sucesivamente más completas hasta encarnarse en la mente del
homo sapiens. Y surge una pregunta de cara al futuro: ¿podrán los sucesores del
homo sapiens encarnar formas más completas de razón? ¿Más atinadas, más
delicadas y sutiles? ¿Podremos pensar un día con una razón muda? ¿Podrá la
razón discursiva perfeccionarse algún día en formas racionales inefables, donde
la palabra no sea un obstáculo para el pensar?
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