MARÍA
Tiene José María una conversación
que cautiva; fueron, desde luego, muchas las mujeres a las que amó, según la
leyenda; primero fue “la Niña de Oro”, que se mantuvo junto a él después de la
muerte del “Chuchito”, en los primeros años de lucha; a Clara, la hija de un
corregidor de Montilla, la raptó y su padre la internó en un convento y entonces
vivió pensando en el bandido: y al verse libre más tarde, corrió hacia él; también
amó a Esperanza, la hija de un caballero andaluz. Pero el Tempranillo, en su
caballerosidad, no se jactaba nunca de sus conquistas cuando estaba en ventas y
tabernas.
Su verdadero amor fue
una moza natural de Torre Alhaquime, en la provincia de Málaga. Se llamaba
María Jerónima Francés y era hermana de Francisco, un antiguo compañero de
correrías. Tan turbulenta fue la vida del bandolero que su mujer debió llevar
una vida errante, pasando penas y calamidades, mirando al cielo cada vez que
cambiaba de domicilio.
1.
Sí: era todo un caballero andante.
Sí:
como todos ellos, en su dama
estaba
él, como el viento que brama,
indómito
y flamígero y amante.
Amó a la Niña de Oro y su guante
ardió
en su corazón como una llama.
Amó
a Esperanza, y a Clara, y aún clama
la
voz que ensombreció con su semblante.
Pero no las amó como a María.
Murió
joven, le dio un hijo y tuvo
que
andar errante por la serranía.
Fue
un vendaval en su pecho y anduvo
por
montes y valles, José María,
y
el cielo la raptó: él se contuvo.
2.
¿Dónde iré sin casa, viviendo en
cuevas?
¿Dónde soñar sin cena, siempre en el
suelo?
¿Dónde dormir sin techo, mirando al
cielo?
¿Dónde ver sin candiles, con luz de
estrellas?
¿Dónde iré sin descanso, pasiones
fieras?
¿Dónde podré, sin siega, mirar la
trilla?
¿Dónde veré sin luz ese amor que
brilla?
¿Dónde, sin voz, mi amor, sentirte
pudiera?
¿Dónde vivir sin ti, que por ti me
muero?
¿Dónde brillar sin sol, si eres mi
guía?
¿Dónde vivir sin ley, si tú eres mi
fuero?
Sin cuerpo, sin sol, sin cielo, sin
vida,
sin noche, ni estrellas, ni amor, ni
fuero,
¿cómo vivir sin ti, José María?
Tempranillo es un Templadillo que aquí en Perú 🇵🇪 le decimos al enamorador, José María se las lleva a todas, me recuerda a Juan Tenorio, sus versos lo pintan completo... dónde estarás... vaya que se le extraña...🎈
ResponderEliminarCiertamente, Tana; echamos de menos al enamorador que no engaña (cuando el amor no se confunde con una guerra); al que le rinde culto a la vida rindiéndole culto al amor, despertando el instinto sin que se duerma la razón (sintiendo el cuerpo sin dormir al alma). A ése es al que necesitamos. Al otro, al que engaña a las mujeres y las deshonra y las mata... ése no nos hace falta.
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