domingo, 12 de marzo de 2017

Perestroika



Hace ya tanto tiempo…

PERESTROIKA


            Vientos de cambio vienen de Rusia. Perestroika. Transformación. Vientos de cambio vienen del este. Perestroika. Glasnost. Vientos que soplan de las estepas, de los Urales; desde el desierto helado de Siberia, desde el Volga, desde el Don. Desde Moscú a San Petersburgo, desde Armenia hasta Bering. Vientos que soplan sobre el céfiro y se vierten sobre Europa, incontenibles, en su ímpetu arrollador. Vientos que soplan sobre los cosacos y los derriban en las estampas inmemoriales (Espronceda, Gogol). Ni Taras Bulba ni los cosacos del desierto derramarán sangre sobre Europa; no llevarán muerte, ni desolación. El viento que sopla no es de cosacos en armas sino de luchadores pacíficos; forjadores del cielo, corazones de sueños, sembradores de ilusión. Las armas que soplan no son espadas, sino palabras. Los sables que están blandiendo son los sables del pensamiento, los puñetazos de la idea, los colores del sentimiento, las razones de la crítica, la conversación.
            Vientos de cambio vienen de Rusia: perestroika; transformación. El céfiro, soplando con ánimo cansado, ve cómo las razones sin vida manosean las repúblicas; privadas de sentimiento, degradadas en la burocracia, en inoperante aburrimiento, en desolación. Del este soplan los vientos del cambio; surgidos del aburrimiento infame de una gerontocracia, de los huesos fosilizados de un dinosaurio, de la momia del que fue un partido joven, de la justicia petrificada, de la pesadilla de los sueños, de la revolución.
            Desde Rusia soplan los vientos del cambio: transparencia; glasnost. En el recuerdo quedaron la opacidad informativa, la guillotina de las censuras, los recortadores de palabras, los laberintos del secreto, el disimulo, la ocultación. El céfiro sopla con luz y taquígrafos. Pero los aires del país de las estepas traen luz en las palabras, diálogo sin esclerosis, taquígrafos sin burocracia, transparencia sin petrificar. Las palabras, vacías de contenido, yacen en los parlamentos enredando las ideas, oscureciendo las realidades, ante la mirada atenta de los taquígrafos que sacan a la luz la oscuridad. Pero en Rusia, cansadas de tanta momia, las gentes han resucitado a los muertos y devuelven a las palabras la vida que perdieron; en los despachos de los ministerios, a manos de la nomenclatura, en los palacios del zar.
            Vientos de cambio vienen desde Rusia y no son los cosacos de Espronceda; es el corazón salvaje del amor, que se desparrama: que en el principio era el verbo y el verbo se hizo carne, porque venía de la carne; y el verbo estaba iluminado, resucitaba entre las sombras y emergía en las tinieblas; desde la tumba de las palabras, del espíritu, de las razones, del sentimiento, del corazón. El corazón de Europa recibirá este soplo juvenil que regenera como en el pasado recibió la nube trágica de Chernóbil; y el espíritu soplará sobre las palabras, despertará de su sueño a las perdidas carnes, se zafará de los cadáveres, revivirá sobre la tierra; y se llenarán de alma las palabras de la radio, de los libros, de la calle; de los presidentes, de los parlamentos, de los leguleyos; de los mercados donde compra la gente, de los hospitales; de los periódicos, de los templos, de la televisión.
            Vientos de cambio soplan desde el este. Y al resucitar en Rusia entre los muertos, la palabra sacudirá la esclerosis de occidente; y se estremecerán los vientos del oeste, se refrescará el céfiro, la inteligencia volverá a fluir en las palabras cristalizadas, será la resurrección. Vientos de perestroika empapados en el cambio; y la lucha del corazón sustituirá a la de las espadas, se olvidarán los ruidos de sables (que están tronando desde el suelo, agazapados en las sombras, amenazando con irrumpir para sembrar el fuego, la sangre, la destrucción). Pero los vientos frescos pueden con las momias y la juventud se enfrenta con la muerte. Vientos de cambio se vierten sobre Europa y en ellos está la palabra. Vientos de cambio soplan desde el este, vientos de lucha. Transparencia. Regeneración.


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