lunes, 13 de julio de 2015

Rincón del poeta





EL RINCÓN DEL POETA






MARZO


  1.  
Bajo la costra podrida de un mundo que se muere están las sombras deformes que se apoderan de la razón: porque la razón no es el huésped que puebla estos contornos.

  1.  
El olvido es una serpiente que repta por las palmeras del cielo.

  1.  
La realidad es un espejo deformado de sí misma, y es, como Galicia, tierra de sueños, nostalgia, brujas, arañas y supersticiones. Es un suelo detenido en el tiempo mientras el resto de las cosas pasa, tejiendo el ciclo de la vida. La realidad americana es maravillosa, y eso es lo que nos admira; está parada, pero no está muerta; se ahoga en el asco, pero retoza llena  de vida. Es un mundo donde se han perdido las esperanzas, y ese esperar desesperado se disfraza de magia, recreando maravillas.

  1.  
Lo real es espantoso, inaceptable, increíble; por eso se subleva contra su propio destino, trocando la desesperación en magia.


ABRIL

  1.  
Borró una ofensa con otra ofensa, una torre con otra torre, un pecado con otro pecado; y a fuer de fanático, voló justiciero.

  1.  
Nadie puede detener el progreso. Los pueblos pequeños (cultura plagada de cultos) no se parecen a la ciudad (menos culto, pero cultura, mucha).


MAYO            

7.
            No se pueden buscar en el coche las playas salvajes. Hay que andar y desnudar a la naturaleza cuando está dormida; sorprenderla


8.
Epicuro decía que había que buscar los placeres, pero eran los suyos unos placeres serenos. No hagas deporte, no te metas en política, no te enamores ¿Entonces, qué te queda? Los placeres tranquilos. ¡Placeres de viejos!
La ética de Epicuro es una ética sólo para viejos. Los viejos no pueden comer carne, porque tienen ácido úrico; ni grasa, porque les da el colesterol. Ni tampoco azúcar. Lo único que les queda son los placeres tranquilos.

9.
Querer ser imperturbable como quiere Epicuro es una solemne tontería, porque la vida es perturbación; sólo son indiferentes los muertos.

10.
Claro, estos placeres sensoriales, que nacen y viven y se agotan en el presente, no son suficientes. También necesito placeres espirituales; que consisten en vivir el pasado y el futuro, disfrutando al evocar lo que gocé ayer, o soñando con alegría en lo que haré mañana. La pintura. La música. Y no sólo los olores, los sabores, las caricias y los colores, y las sombras y la luz. Todo eso lo necesito, si quiero vivir bien.

11.
Luego se acordó del partido de baloncesto. Del gusto que da ver jugar bien en la cancha, que un partido bien jugado es una obra de arte, un desbordamiento de fuerzas, un derroche de creatividad. Y supo de la belleza que hay en las voluntades agónicas.

12.
Está bien abandonar la lucha con imposibles, ¿pero quién nos dice lo que es imposible? Si nos hubiéramos resignado ante la adversidad, como los estoicos, si España se hubiera resignado a la victoria persistente de Lituania, nunca habría protagonizado la remontada: de modo que no hay que resignarse nunca. Nunca se sabe lo que puede pasar. A veces el triunfo está a la vuelta de la esquina. Y suele venir cuando ya parece todo perdido.

13.
Los placeres tranquilos; los que cautivan el espíritu. Los placeres agitados; los del cuerpo. Y el placer de la lucha; el de vencer al destino cuando el destino parece inevitable. Los tres placeres le parecían necesarios; ya se encargaría la vida, cuando la mermaran las fuerzas, de írselos limitando; de momento los necesitaba todos. No quería vivir su juventud llenándola sólo con los placeres de los viejos. ¡Era pecaminoso aquel desperdicio!

14.
Jugaba con la arena, con las piedras, con las conchas, con el cielo; porque la vida es un juego. A su lado, con las palas y la pelota, los niños jugaban. Y detrás jugaban las algas.  

 

 











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